No fue una marea violeta la del 8M, fueron unas cuarenta en todo el país. No fue solo una marcha, sino también un paro de mujeres, algo inédito en la historia del movimiento sindical, convocado por el PIT CNT en el marco de la huelga feminista mundial de mujeres.
Lo que se vió en Montevideo fue una manifestación de 16 o 17 cuadras por 18 de Julio, más nutrida que las anteriores y, año a año, cada vez más grande; además, por una paralela a 18 hacia el sur, había otra marcha de las feministas antirracistas con tamborileada. Y a las chiquicientas organizaciones feministas, con tantas demandas como opiniones, se le sumaron muchas mujeres no organizadas, en simple y fuerte adhesión a la fecha. El 8 de Marzo ya convoca por sí mismo en el Uruguay, y ese es un importante avance cualitativo de ellas.
El paro de mujeres, cuya declarada intención era parar al mundo, se hizo con transporte colectivo circulando, pues es notoria y casi absoluta la mayoría de los varones al volante. La Mesa Representativa del PIT saludó el jueves el paro y la movilización, y el martes 15, el Secretariado del PIT hará una evaluación del paro.
La cobertura de la jornada en los grandes medios dejó que desear, en tanto por ejemplo Teledoce no mencionó siquiera que había paro de mujeres y en con secuencia, la importancia histórica de ese paro, al ser el primero con esas características de la historia. Tampoco, que no es un día por el que corresponda felicitar a la mujer, sino que se conmemora la muerte en 1911 de 140 trabajadoras (123, según otra versión) de la fábrica textil Triangle Shirtwaist Company, que funcionaba en los pisos 8, 9 y 10 de un edificio en Nueva York, del que no pudieron escapar porque sus empleadores, Max Blanck e Isaac Harris, ordenaban el cierre de sus puertas durante el horario de trabajo. Esto, en el contexto en que la mujer hacía movimientos en varios países industriales, reclamando derecho a voto, a ocupar cargos públicos, a trabajar, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
Varios de esos reclamos siguen en pié; tal es la fuerza del patriarcado, dijera Rita Segato. Los reclamos de la marcha del 8M por 18 de Julio estaban encabezados por el reclamo ante la necesidad de ollas populares, que el gobierno niega, y la consigna era “contra el hambre y la opresión”: el hambre de los menos favorecidos de esta sociedad es un hecho que las mujeres se niegan a ignorar y restarle solidaridad. De las tantas consignas levantadas por cada colectivo, y las levantadas individualmente en cartones escritos, lo cierto es que el actual gobierno era el principal destinatario.
El ocultamiento de las razones de la marcha y de la existencia del paro nacional de mujeres cometido por varios medios grandes es, además de pésimo periodismo, un error político. Lo que estuvo en la calle el miércoles fueron dos de los tres mayores movimientos sociales del Uruguay, junto con la marcha contra la impunidad del 20 de mayo. Querer atribuírle, como se ha hecho, esta conjunción de movimientos sociales a la política y al Frente Amplio, revela incapacidad para comprender la complejidad del panorama social de la hora.
Lo notable de la amplia diversidad de enfoques que tienen y demostraron las organizaciones feministas, es que sin embargo logran la unidad en la heterogeneidad, y cada una lo hace manteniendo su identidad. De allí los muchos espectáculos que dieron en tramos de la marcha, la variedad de disfraces y maquillaje, y el rasgo dominante de la alegría, que a todas luces era la alegría de ser y pelear por derechos. Había muy pocos varones en la marcha, algo que se encontró coincidencia en atribuír al respeto masculino por la fecha de las mujeres.
Esa unidad del feminismo, cada vez más vasto en el Uruguay, y el PIT, que tiene más de 400.000 afiliados a través de sus 79 sindicatos, plantea nuevas demandas a la política y abre nuevos caminos a la sociedad; augura así un devenir cualitativamente distinto. La masividad de las marchas le dio respaldo a los reclamos contra el recorte jubilatorio, por las ollas populares que el Estado desmerece, la violencia basada en género y la falta de presupuesto con que está ese tema, la dignidad que reclama el papel de la mujer en la sociedad, tanto en el trabajo productivo como en el no remunerado. La secretaria de Género del PIT CNT Flor de Liz Feijóo no tiene dudas: “salimos fortalecidos, y aportamos a la plataforma que genera condiciones de participación y reconocimiento en todos los ámbitos.”
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