La libertad se verifica en la realidad. Acceder al territorio es un derecho inherente al ser humano sobre la tierra, el hogar de todos. Además de su condición de bípedo, disponer de los medios creados por la sociedad también lo es. Y la provisión de los mismos, una obligación de los estados. Abarcar, facilitar el acceso a todos los espacios, libres o urbanizados con el mayor grado de libertad y el menor de restricciones cualquiera sea su uso. Para eso son las instalaciones, acciones y equipamientos que hacen efectiva la accesibilidad al territorio circulando a nivel de tierra, por encima o debajo de la misma.
La transportación
Salir y entrar desde y hacia cualquier lugar en la superficie terrestre urbanizada o rural es la razón de ser de un sistema de transportación con las siguientes condiciones:
1. Su finalidad es el servicio a los usuarios, la gente, no servirse a sí mismos, ya sean empresas privadas o estatales.
2. Con las tecnologías actuales, la línea recta ya no es la menor distancia entre dos puntos, el trazado debe ser adaptado a optimizar las prestaciones.
3. Accesibilidad y transporte equitativo desde la diversidad de orígenes y destinos.
4. La pluralidad de opciones de transporte es una condición de inclusión ineludible.
5. La seguridad personal y colectiva de usuarios y funcionarios del transporte.
6. La comodidad y salubridad acentuada en la higiene.
7. La puntualidad y confiabilidad del servicio para con los usuarios.
8. El costo de uso promediado, no inversamente proporcional a la frecuencia.
9. Adecuación de las redes de circulación a los usuarios y su seguridad.
Construir y vivir en tres dimensiones
Los desplazamientos humanos deben superar el nivel de tierra dada la superposición del tránsito de vehículos de todo tipo: de carga, de pasajeros, pesados, livianos, bi-rodados, patines, sillas de ruedas, carretillas y peatones hábiles o impedidos. Las interferencias, restricciones y riesgos para la integridad física y mental de los protagonistas de todas estas variantes son enormes e inadmisibles. Los daños por las poluciones de gases , sonoras y visuales no solamente afectan a los humanos; también lo hacen en grado creciente y continuado sobre la ciudad. Los costos indirectos en la salud de los ciudadanos, usuarios o no, ya son medibles. Y aunque los costos de ejecución y mantenimiento de las infraestructuras viales, señalética y controles requieren un gran tiempo útil que las amortice el gasto social estaría bien empleado. Por eso se hizo a un costo de dos mil quinientos millones de euros el nuevo subte inaugurado en 2019 en Copenhague. Diez veces menos se estima el costo de un monorriel elevado como hemos propuesto a modo de ejemplo. El discurso interesado de un empresario como Salgado sobre la imposibilidad de otro sistema distinto al del ómnibus, hasta por su tamaño, es refrendado por referentes municipales encerrados mentalmente en un Sistema estructuralmente acabado. Es tiempo de un sistema multimodal que integre a la sociedad circulando por todos los niveles del globo y en todos sus medios, incluso el acuático.
Por Luis Fabre
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.