El Balneario Costa Azul de Canelones el último viernes 27 de enero parió parte importante de su historia. Brilló con mucha alegría.
Los Buitres, gracias a la iniciativa de la Intendencia, se presentaron en un recital de importante magnitud en las canchas e infraestructura del Club, ubicado en el lateral de una de las bajadas a la playa entre los médanos y la hermosa rambla sobre el barranco con vistas maravillosas extensas hacia el horizonte. Los atardeceres son espectaculares e imperdibles, las tormentas también.
El presente y todos estamos agradecidos por la apuesta, proyección y reivindicación hacia el futuro del guitarrista Gustavo Parodi en convocar hace 40 años a Gabriel Peluffo y otros, para encaminarlos en el camino del punk – rock y conformar sus propias bandas. Nunca fueron estúpidos siempre fueron ellos y la gente los llevó al lugar que todas y todos queremos.
Tuvimos que esperar aproximadamente 30 años de su trayectoria y circunstancias para que una oportunidad así se cumpliera nuevamente en nuestro balneario.
Donde tuvieron que transitar y sortear épocas oscuras y legendarias desde Los Estómagos hasta la banda de hoy en día, inagotable y siempre en las trincheras como son Buitres.
No es romanticismo ni euforia pero todos sabemos que hacer punk y/o rock en Uruguay, además de sobrevivir, no solo no es tarea fácil ni sencilla sino que varias veces se tiene que pasar por la indiferencia, que siendo un margen de público acotado, se parece a la muerte o CTI.
Los Buitres han pasado por todas pero aun así, hoy siguen convocando, reuniendo generaciones y deslumbrando con sus posturas y música. Son un faro para las presentes y futuras generaciones. Vamos las bandas.
A los que tuvimos la suerte de ser testigos o escuchar todas las historias de ese balneario, y luego sumarnos porque tuvimos la posibilidad de dar los primeros pasos ahí y/o aprender andar en bicicleta, crecer y vivir las vacaciones y fines de semanas en familia con amigas y amigos, estoy seguro fue una noche especial e inolvidable. Un quite de ganas de varias décadas que siempre se hizo esperar.
En lo personal, y creo que a más de uno también, no solo fue 1 hora y media de recital sino también un repaso de recuerdos, constantes y lindos recuerdos que inflan el pecho y cortan la voz. Feliz nostalgia.
Lo mejor es poder disfrutarlo en un ambiente que tuvo presente todo. Desde las nuevas generaciones hasta la vieja guardia, entre familias, nostálgicos rockeros y curiosos, todas y todos coreando, prestando atención y disfrutando las canciones bajo una noche ideal para la ocasión.
En lo respectivo a la organización, escenario, sonido y puesta en escena de los Buitres estuvo impecable.
Me quedé con ganas de ver nuevamente a Lu Ferreira y de conocer a DJ Sanata.
A buen tiempo siempre las ofertas gastronómicas y bebidas previo a la llegada al recinto del recital que le daban un marco de clima festivo especial.
Nos alegramos enormemente que Pepe Rambao nunca jugó al fútbol o que «una vez casi hizo un gol» y se dedicó hacer punk y rock, je. Un crack.
Algunos vieron a Yamandú Orsi.
Yo no dejaba de ver a Líber Seregni cuando de botijas jugábamos en la calle Florencio Sánchez. Reiteradamente la pelota rebotaba en el cordón, se nos iba rápido y lejos. Era una oportunidad para cruzarlo e ir a saludarlo porque él todos los días venía desde su casa de la esquina por la calle del frente hacia la rambla. Su energética procesión diaria.
¡Buen día, General!, con cara de sorpresa el primero que llegaba en búsqueda de la pelota decía.
Seregni sonreía y saludaba con su típico gesto levantando la palma de su mano.
Él luego continuaba con su caminar seguro y en paz hacia la rambla porque nunca se perdía de ningún Sol. Nosotros continuábamos jugando libres y contentos.
¡Bienvenida la cultura, la convocatoria y el arte a los balnearios, muchas gracias!.
Por Andrés Legnani
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