Si encara el hambre y la desigualdad, América Latina se colocará a la vanguardia de la alimentación y la agricultura mundiales, afirmó ONU en la reunión de CELAC en Buenos Aires. Es una expresión de deseos de lejana realización, pero también una medida del peso de la desigualdad en el continente más desigual del mundo. El hambre ha aumentado 30%, a 56 millones de latinoamericanos, entre 2019 y 2021; el guarismo define el 8,5% de la población total del continente.
La realidad en números es que el 20% más pobre de la población se queda con cerca de 4% del ingreso total, mientras que el 20% más rico se queda con casi la mitad de todo el ingreso . Y la concentración crece dentro de ese 20% más rico a puntos obscenos: el 10% más rico concentra el 37% de la riqueza, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Y el 40% más pobre recibe la menor parte, 13%. Esto hace que la expectativa de vida de una mujer en un barrio pobre de Santiago de Chile sea 18 años menor que otra en una zona rica de la misma ciudad.
En esencia, la desigualdad ha sido y es el telón de fondo de las reacciones populares ante el poder en el continente desde hace al menos un siglo. Han sido y son de muy distinto signo; armadas hace medio siglo, con la fuerza de las gargantas siempre.
El director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Qu Dongyu, afirmó ante CELAC que «las instituciones multilaterales tienen que innovar». El máximo responsable de la FAO firmó durante el encuentro varias cartas de intenciones para llevar a cabo proyectos ligados a la región.
Qu también destacó que la integración promovida por CELAC será una pieza clave para avanzar en las áreas prioritarias de trabajo en la región como:
Ampliar el suministro de alimentos en el Caribe, donde las dietas sanas son caras
Invertir en infraestructuras hídricas e iniciativas de producción de alimentos en Centroamérica, donde las sequías y la emigración son tendencias persistentes
Mejorar el intercambio de alimentos entre los países de la región andina
Fomentar un amplio programa regional de infraestructuras para la producción, almacenamiento y transporte de alimentos que facilite el comercio y las exportaciones intrarregionales.
Aunque entendió como “natural” priorizar la protección de las economías nacionales, destacó la necesidad de comprender que «estamos todos juntos en este pequeño planeta” y que “las medidas que se toman en un país afectan a todos los demás», afirmó recordando la importancia de la colaboración internacional durante la pandemia del Covid-19.
En su discurso inaugural, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, apeló a la unidad regional y recordó que América Latina es “el continente más desigual del mundo”, por lo que pidió “emprender un proceso que nos lleve a la igualdad».
La región fue una de las que obtuvo mejores resultados en términos de reducción del hambre y la pobreza en la última década hasta el año 2015. Sin embargo, pese a ser la mayor exportadora neta de alimentos del mundo, entre 2019 y 2021 vio aumentar en un 30% el número de personas que padecen hambre, hasta alcanzar los 56,5 millones.
Esta situación plantea el retroceso de una década o más en el esfuerzo para reducir la pobreza y el hambre en la región, y obstaculizar los esfuerzos para reducir las desigualdades tal y como se establece en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 10, aseguró Qu Dongyu.
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