CIA advierte a Ucrania sobre gran ofensiva rusa

 

Un ataque masivo ruso a Ucrania en la primavera boreal. Las versiones sobre la posibilidad fueron creciendo desde noviembre, y el jueves 19 se incorporó una información de peso en ese sentido, con la primicia de The Washington Post de que el director de la CIA viajó en secreto el fin de semana del 14 de enero a Ucrania para informar al presidente Volodymyr Zelensky de lo que saben sobre los planes militares rusos para Ucrania en las próximas semanas y meses.

No es público el contenido de esa conversación, pero la visita de alto nivel del director de la CIA, William J. Burns, se produce en un momento crítico de la guerra y cuando el gobierno de Kyiv expresa su preocupación por la durabilidad del apoyo de EE. UU.

La posibilidad de una ofensiva rusa masiva tiene su lógica a partir de la derrota sufrida por Rusia en Jersón, de la que anunciaron su retiro el 9 de noviembre, y de las debilidades militares, de mando y políticas que demostró. También, de los cuatro cambios sucesivos de cúpula de mando ruso a partir de la invasión, hasta poner a cargo el 11 de enero al máximo general de sus FFAA, Valeri Guerásimov, actual jefe del Estado Mayor del Ejército ruso.

La posibilidad de una ofensiva general también tiene su lógica estratégica en la actual situación en el campo de batalla. Ambas fuerzas luchan denodadamente por la ciudad sitiada de Bakhmut desde el 10 de enero, día anterior a que se hiciera publica la designación del general Guerásimov.

En esa batalla en Bakhmut, los ucranianos están logrando mantener la posición a costa de material bélico y efectivos, en momentos en que la perspectiva de una contraofensiva general rusa requeriría conservar armas, municiones y combatientes experimentados. La ciudad no tiene valor estratégico, y hasta ahora, la interpretación del empeño ruso ordenado por Guerásimov era de valor solo simbólico, tras no haber logrado conquistar ciudad alguna luego de la oleada inicial de la invasión.

La interpretación a la que la visita de alto nivel de Burns abre credibilidad, es que Rusia quiere que Ucrania gaste su material bélico y tropas antes de la ofensiva general que se podría plantear, y en momentos en que entre los países que la apoyan con suministros, entrenamiento e inteligencia hay una discusión ya pública y con enfrentamientos tajantes, sobre la continuidad y calibre de ese apoyo. Polonia, por ejemplo, planteó el jueves en la Conferencia de Seguridad de Munich, que si Alemania no le daba via libre para exportar sus tanques Leopold 2, lo haría por su cuenta.

Rusia ha intensificado su asalto en el área de Bakhmut en los últimos días, desatando salvajes combates que subrayaron el alto costo de la batalla. Mercenarios rusos y convictos liberados del grupo Wagner se adentraron en la vecina ciudad minera de sal de Soledar y se acercaron poco a poco a Bakhmut, cuya captura los ha eludido durante meses a pesar de su ventaja en potencia de fuego y la voluntad de sacrificar tropas.

El viaje de Burns llega en un momento crítico de la guerra de 11 meses. Las fuerzas rusas están montando un asalto masivo cerca de la ciudad oriental de Bakhmut que está causando muchas bajas en ambos bandos y obligando a Ucrania a sopesar sus recursos allí mientras prepara una gran contraofensiva en otras zonas del país.

Lo más importante para Zelensky y sus altos funcionarios de inteligencia durante la reunión fue cuánto tiempo Ucrania podría esperar que la asistencia estadounidense y occidental continúe luego de la toma de posesión de la Cámara por parte de los republicanos y una disminución de la popularidad del apoyo a Ucrania de sectores del electorado estadounidense,

Zelensky y sus ayudantes salieron de la reunión de la semana pasada con la impresión de que el apoyo de la administración Biden a Kyiv sigue siendo fuerte y que los 45.000 millones de dólares en fondos de emergencia para Ucrania aprobados por el Congreso en diciembre durarían al menos hasta julio o agosto.

Burns enfatizó en la reunión con Zelensky la urgencia del momento en el campo de batalla y reconoció que en algún momento sería más difícil conseguir ayuda. El director de la CIA Burns es una figura respetada entre el círculo íntimo de Zelensky debido a su advertencia precisa en enero de 2022 de que las fuerzas rusas intentarían capturar el aeropuerto ucraniano de Antonov para desembarcar allí en en las etapas iniciales de la invasión del 24 de febrero. Su mensaje, entregado en persona, se basó en una evaluación de inteligencia de EE. UU. y se le atribuye haber ayudado a Ucrania a prepararse para defender el aeropuerto y negarle a Rusia el punto de apoyo imprescindible para capturar la capital Kiev.

La visión escéptica de Burns sobre la sinceridad de Rusia en sus declaraciones sobre negociación de paz también le ha granjeado “el cariño” –dice Washington Post– de los ayudantes de Zelensky.

Durante la administración de George W. Bush, cuando se discutió el tema de la membresía de Ucrania en la Otan, Burns subrayó la profundidad de la oposición rusa a la idea en un memorando a Condoleezza Rice, entonces secretaria de Estado. “La entrada de Ucrania en la Otan es la más brillante de todas las líneas rojas para la élite rusa, y no solo para [Vladimir] Putin”, escribió. “Todavía tengo que encontrar a alguien que vea a Ucrania en la Otan como algo más que un desafío directo a los intereses rusos”. Más recientemente, Burns vinculó la decisión del presidente ruso de invadir Ucrania como un paso clave en su objetivo de devolver a Moscú su antigua gloria.

 

 

 

 

  

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