Fiscal Fossati, se la llama a responsabilidad

La fiscal Gabriel Fossati apoyó con un “me gusta” al comentario de un lector que trató de “zapallo” al presidente del Frente Amplio Fernando Pereira, por un error nimio que éste cometió: dijo que una figura del espectáculo había actuado hace muchos años en un lugar, y había sido en otro. El lector tiene derecho a calificar a Fernando Pereira por su error; la fiscal Fossati no lo tiene.

A partir del 25 de setiembre, con la detención del jefe de la custodia presidencial por delincuente, Fossati dejó por completo de ser una ciudadana más, y su privacidad quedó en su casa. Pasó a ser La Justicia en el mayor caso de corrupción y mucho más que envuelve al Estado uruguayo. Pero si ella se permite opinar a favor o en contra del presidente de una fuerza política, se puede suponer que así de flechada será su actuación judicial. No puede permitírselo, y que lo haga da pauta de que no termina de entender de que éste no solo puede ser el caso más importante de su carrera sino un claro punto de inflexión en la historia de la institucionalidad democrática del Uruguay.

En estos tres meses de actuación, Fossati ha cometido otros errores. Antes de que terminara ese oscuro setiembre, apenas iniciada su investigación, declaró exculpando al presidente Lacalle de relación alguna con el caso, en ese momento solo de pasaportes truchos, negociados desde el 4° piso de la sede del gobierno y sin registro de visitantes. Luego, Fossati renunció públicamente a examinar los chats del presidente con el jefe de su custodia personal, “en preservación de su intimidad familiar”, se adujo. Tiempo después se da muestra de cómo se preserva esa intimidad. Sabemos hoy que Astesiano –vaya uno a saber por interés de quién– involucró al oficial Claudio Correa, encargado de la Dirección General de Información e Inteligencia Policial en utilizar recursos del Estado para saber, llamándolo desde un viaje oficial a Colombia con el presidente, el itinerario hacia el exterior de la esposa del presidente Lorena Ponce, con la quien Lacalle ya no convive.

Hay razones para que el propósito investigativo de la fiscal no se prive de esos chats. Por ahora, al menos, pertenecen al reino de la especulación, y no es propio del periodismo hacerlas. Pero sí de una labor fiscal que quiera ir a fondo sin que aduzcan que está flechada desde el vamos.

La fiscal está molesta con las filtraciones a la prensa del caso; filtraciones a las cuales se deben que la opinión pública, crecientemente interesada en las volutas explosivas de las revelaciones casi diarias, sepa de su gobierno, su policía y el mal uso de su Estado. Por ahora no hay relación probada entre el caso Marset y el caso Astesiano, pero ya a esta altura, la madeja Astesiano deshilvana vínculos espúreos con 4 ministerios en 16 de sus reparticiones. Pero a la fiscal le molestan las filtraciones, que además de todo, parcen demostrar que la prensa va por delante de la investigación fiscal.

Ella dispone abrir una causa con las filtraciones, para que se investiguen. Se abrigan serias dudas de que tenga autoridad para hacerlo, entre otras cosas porque los sumarios o causas, no han sido declaradas secretas. Podría sí investigar las filtraciones desde su fiscalía; a eso tiene derecho. Y se le quiere hacer un favor mentando aquello de no ver la viga en el ojo propio.

Uno de los expedientes que abrió, dos meses después de la detención de Astesiano, es el de los tratos delictivos de éste con al menos seis miembros de la cúpula policial. El ministro del Interior Luis Alberto Heber los mantuvo largamente en funciones (desde el 6 de diciembre están, finalmente, “de licencia”), siendo que eran los superiores del personal policial a quienes Fossati debía recurrir para investigar, entre otros, a esos superiores. No se conocen reclamos de Fossati por esa situación,  ni por las osadas declaraciones al respecto del ministro del Interior. Luis Alberto Heber, que apoyó a las jerarquías policiales indagadas. Dijo que su cartera los investiga y que para él, Luis Alberto Heber, “no son culpables” aún, y “cuando sean culpables se tomarán las medidas”. El ministro entiende que Interior está “fortalecidos” porque “nosotros mismos somos los que autodepuramos la Policía”.

Pruebas al canto. El oficial Fabricio Fagúndez, encargado del Sistema de Gestión de Seguridad Pública (SGSP), fue quien lideró una investigación interna de urgencia tras conocerse los pedidos de espionaje a senadores opositores por parte de la empresa involucrada en la red AstesianoVertical Skies. Después de que esa investigación concluyera de que no hubo irregularidades en el Ministerio del Interior, se supo que Fagúndez gestionó usuarios del sistema de información y rastreó una IP a pedido de Astesiano. Ahora es uno de los indagados por Fossati.

 

 

  

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