La voz que ya no calla

Ponencia de Marisa Rodríguez en nombre de niños y niñas víctimas del terrorismo de Estado. Fue el 15 de noviembre, en el marco del 33 aniversario y del conversatorio organizado por la Junta Departamental de Montevideo. Con breve noticia, la Junta puso plazo a las exposiciones: primero de 20 minutos, luego reducidos a doce y finalmente a diez.

En la seguridad de que todas las ponencias o voces que fundamenten ser víctimas, cualesquiera sean su origen, y que la sociedad deba informarse adecuadamente, es que La ONDA digital está en condiciones de publicar el documento completo:

“Estoy aquí en representación del Colectivo Memoria en Libertad, constituido desde 2008 y conformado por quienes fuimos niños, niñas y adolescentes víctimas directas de terrorismo de Estado, durante el período 1968 – 1985. La elección de este período no es al azar, sino que está delimitada por la ley Nº 18.596 de 2009, que así lo define. Como dice nuestra carta de presentación, “nuestra situación fue, y sigue siendo invisible para la mayoría de los uruguayos, pues siempre aparecen como víctimas directas quienes eran adultos en esos tiempos. Pero nuestra experiencia dice algo más, fuimos miles los niños, niñas y adolescentes que padecimos torturas, exilio, secuestro, robo, persecución, clandestinidad y abuso sexual. Lo sufrimos tanto en nuestras casas como en centros de reclusión clandestinos, penales y cuarteles, lo que nos ha dejado múltiples secuelas”.

Se conmemoran 33 años de la Convención de los derechos del niño, ratificada por Uruguay en 1990, que reconoce al niño como sujeto de derechos y establece las responsabilidades del Estado y la sociedad para que todos ellos vivan seguros, protegidos y desarrollen plenamente sus aptitudes físicas y mentales. La aprobación de esta Convención, con el cambio de paradigma que trajo consigo, donde la niñez deja de ser vista como algo frágil a proteger, y pasa a concebirse al niño como sujeto de derechos, significa un avance histórico importante. La aprobación de esta convención trajo consigo un cambio de paradigma, donde la niñez deja de ser vista como algo frágil a proteger y pasa a concebirse al niño como sujeto de derecho significando un avance histórico.

En épocas de terrorismo de Estado, Naciones Unidas no había aún aprobado esta Convención, ese paradigma reinante, desde la concepción del mundo adulto hacia la minoridad, como seres inocentes, necesitados de protección, siquiera fue aplicado en nosotros, por parte del Estado uruguayo hace 50 años. Leyendo el artículo 16 de la Convención que señala: “Ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación”, no cabe más que recordar el padecimiento de nosotros en los allanamientos en nuestros domicilios, donde las fuerzas conjuntas entraron a nuestras casas, a punta de fusil, sin importar la presencia de menores, incluso hasta de bebés, en busca de los “sediciosos”, como así llamaban a los luchadores sociales y políticos de los 60 y los 70.

Analizando el artículo 37, que dice que “los Estados velarán por qué: a) Ningún niño sea sometido a torturas, ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes….” b) Ningún niño sea privado de su libertad ilegal o arbitrariamente. La detención, el encarcelamiento o la prisión de un niño se llevará a cabo a conformidad con la ley se utilizará tan solo como medida de último recurso y durante el período más breve que proceda;”, decimos que muy por el contrario de lo que aquí se señala, los padecimientos sufridos en las visitas en cárceles, tanto en el Penal de Libertad, de Punta de Rieles como en cuarteles y otros 2 lugares de reclusión, dirigidos hacia nosotros como objeto específico de ataque, por ser los hijos de los “sediciosos” así lo demuestran.

No vaya a ser cosa que la semilla de la sedición se instale en la infancia; algo que no pudieron frenar las FFAA, pues la lucha por un mundo mejor que soñaron nuestros padres, madres, tíos, etc., ha estado siempre presente en nosotros desde edades tempranas. Debimos hacernos fuertes, desde la primera infancia, en un mundo adulto que fue hostil con nosotros. No podías vivir en la clandestinidad, con temor, debías ser fuerte, como siempre nos decían los adultos, “escucha y estate atento, pero olvídate, no viste, no escuchaste y sobre todo no vayas a llorar, si entras a la visita y tu papá/mamá, te ve llorando, se va a poner muy triste”. Y nosotros hacíamos todo lo posible para no llorar, porque nos costaba comprender, porque si nuestro papá o nuestra mamá, eran personas trabajadoras, honestas, nos hacíamos la pregunta ¿qué habían hecho para ser perseguidos con esa saña y esa brutalidad?, la del terrorismo de Estado.

Esta misma situación nos hizo fuertes, resilientes. Nos atravesaron diversas situaciones, en nuestros cuerpos y en nuestra psique, de exilio repentino, donde quedaban atrás vidas, escuelas, familias, amigos, juguetes y hasta la propia identidad, saliendo de apuro hacia un lugar desconocido, a veces donde se hablaba en otro idioma, o cerquita nomás, cruzando el Río de la Plata, a vivir con otro nombre, en otra casa y a aprender de golpe el modismo para parecer de… no sea cosa que te fueran a encontrar las FFAA y tuvieras el destino de muchos compatriotas, la desaparición forzada y la apropiación de niños y bebés.

Los abusos físicos y psicológicos padecidos por nosotros durante muchos años, sin dudas dejaron secuelas, a nivel emocional afectivo, en nuestra salud y en nuestra psique; no solo en nosotros, sino en la generación de nuestros hijos. Hemos tenido compañeros que se han quitado la vida, que deben hacer terapia prolongada, porque no logran tener una socialización adecuada, porque somos los “rotos”, los “parchados” de la sociedad, padecimos en muchos casos, deserción del sistema educativo, problemas de acceso a un trabajo digno, problemas de vínculos afectivos en pareja, amigos, familia.

Porque de niños, en la escuela, en el barrio, nos señalaban con el dedo, allá va el hijo del sedicioso comentaban las vecinas, como si tuviéramos la peste amarilla, esa que asoló el Uruguay del siglo XIX. Leyendo el artículo 39 de la Convención que dice que: “Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social de todo niño víctima de: cualquier forma de abandono, explotación o abuso; tortura u otra forma de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; o conflictos armados. Esta recuperación y reintegración se llevaran a cabo en un ambiente que fomente la salud, el respecto de sí mismo y la dignidad del niño”, decimos que a 50 años de aquellos hechos, aún no hemos sido ni reconocidos ni reparados por parte del Estado uruguayo.

Tres objetivos del Colectivo. Nuestro reclamo es la reparación integral en las dimensiones de Justicia, rehabilitación física y mental, reparación y garantías de no repetición. A su vez la falta de atención en salud, por incumplimiento de la ley 18.033 de 2006, la Ley 18.596 de 2009, el Decreto Nº 297 /010 de 2010, la Ley 19.859 de 2019 que nos amparan en la atención psico sanitaria a través de la Oficina de Atención a las Víctimas de Terrorismo de Estado (OAVTE), dependiente de ASSE, por la no renovación de contrato de la Cooperativa COSAMEDDHH, constituida por profesionales del área de la salud mental, especializados para tratar con personas con estas características. Esta carencia sanitaria se agrava con la reciente comunicación de la no renovación del financiamiento del Fondo Voluntario contra la Tortura de ONU para realización de terapias individuales, a miembros del Colectivo que desde 2020 veníamos autogestionando y ejecutando.

Debemos decir que no solo buscamos el reconocimiento por parte del Estado, y la reparación, sino también la legitimación, tanto a nivel social como en la reconstrucción de la memoria histórica colectiva porque fuimos protagonistas de la historia. Cuando Uruguay vive la apertura democrática, los primeros testimonios que salen a la luz fueron los de los presos políticos, los horrores y abusos cometidos hacia ellos durante su detención, en la tortura y en los años de cárcel prolongada. La narración histórica se vuelve “masculina” y los “héroes”, fueron compañeros detenidos.

Posteriormente, en 2001 se publican los 3 tomos de las “Memorias para armar”, donde se nos transmiten las vivencias sufridas por las compañeras presas políticas. Es así, que comienza a romperse ese relato histórico masculino, y se hacen públicos, los padecimientos sufridos por las compañeras, con la tortura, el abuso sexual y la cárcel. Y socialmente comienza a hacerse visible, la valentía de aquellas mujeres, estudiantes, madres, luchadoras sindicales, y políticas, que desafiaron los estereotipos sociales de aquella época, que reducía el rol de la mujer al quehacer doméstico y la crianza de los hijos. Vaya un abrazo a todas ellas, las que ya no están, y las que siguen reclamando Justicia, esa que no llega, o que cuando lo hace ya es tarde.

Al escuchar las narraciones de estos protagonistas, hombres y mujeres comprometidos con su tiempo, nuestra generación se cuestionó, ¿qué vamos a contar nosotros, si apenas fue un plantón en un cuartel, esperando para entrar a la visita de un familiar?, ¿o que la directora de la escuela no te dejara ser abanderado, porque eras el hijo de un sedicioso o pichi?. Recordemos que muchos militares nombraron a sus esposas como Directoras de muchas escuelas públicas. Pero fue mucho más que eso: nuestros cuerpos, nuestras almas y psique así lo testimonian y las secuelas perduran con el paso del tiempo. Es así que surgen los relatos nuestros “Pequeños demonios”, que aportan testimonio a la reconstrucción de esa memoria histórica colectiva del pasado reciente, con la mirada desde la niñez. Y en 2019 4 surge nuestro librillo de relatos “Esta es mi historia ¿y la tuya?, que brinda testimonios de miembros del colectivo sobre experiencia en cárcel, exilio, clandestinidad, allanamientos. Un agradecimiento especial a los compañeros de AEBU, por colaborar en la impresión.

Acciones llevadas a cabo para el logro de esos objetivos: Desde el nacimiento del Colectivo, hemos venido realizando una serie de acciones tanto a nivel nacional como internacional, para el logro de este reconocimiento. Desde el 2008 hemos sido acompañados por profesionales de la Udelar en diferentes ámbitos, que facilitaron que rompiéramos el silencio y comenzaran a escucharse nuestras voces. Y en 2018 firmamos un Convenio con la Universidad de la República, para trabajar en el fortalecimiento del Colectivo en diferentes áreas. Vaya nuestro profundo agradecimiento a la Facultad de Humanidades, en las personas Natalia Montealegre y Graciela Sapriza, a la Facultad de Psicología, muy especialmente a Enrico Irrazábal su Decano, a la Facultad de Información y Comunicación, Mariana Achugar y al Servicio de Extensión Universitaria, en Tania Da Rosa y Flor de María Mesa.

En 2018 nos presentamos y registramos ante la INDDH como Colectivo de DDHH, donde luego de talleres realizados por técnicos de esa Institución, con el colectivo, el 6/8/2019 la institución realiza una recomendación hacia el estado que dice:

“III.-Con base en lo expuesto anteriormente, el Consejo Directivo de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo resuelve realizar las siguientes recomendaciones: I) Realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad, que incluya un pedido de disculpas por parte del Estado uruguayo a las personas que siendo niñas, niños y adolescentes durante el período de facto, sufrieron graves vulneraciones a los derechos humanos por el accionar ilegítimo de agentes del Estado, reconociéndose asimismo que son víctimas directas del Terrorismo de Estado. II) Incluir en el relato histórico nacional lo acontecido a niñas, niños y adolescentes víctimas del terrorismo de Estado, adoptando las medidas necesarias para investigar la verdad y difundirla. III) Implementar las medidas administrativas necesarias para garantizar la prestación efectiva de la cobertura integral de salud prevista en la normativa legal y reglamentaria vigente para las personas comprendidas en la presente resolución, asegurándose que las mismas reciban las prestaciones en salud correspondientes en instituciones públicas o privadas del Sistema Nacional Integrado de Salud, en todo el territorio nacional.

En relación al colectivo Memoria en Libertad (la INDDHH) recomienda que, a la brevedad, un equipo técnico le ofrezca acompañamiento psicosocial, para colaborar con su proceso de fortalecimiento y desarrollo. 5 IV) Aprobar una normativa legal que contemple la adecuada reparación integral para esta población, en cuyo anteproyecto participen directamente las personas comprendidas en la presente resolución, y donde se incluya un programa de indemnizaciones que, entre otros, habilite apoyos educativos y laborales”.(Res. 751/2019). Vaya un agradecimiento especial a la Dra. Mariana Mota, que tanto ha hecho por la causa de los DDHH y a Maricel Robaina, Psicóloga que nos acompañó en los talleres.

En 2019, fruto del Convenio con el Servicio de Extensión Universitaria de Udelar, se realiza la muestra “Esta es mi historia ¿y la tuya?, que consta de objetos realizados para nosotros, por nuestros familiares recluidos o en el exilio. Los mismos tienen un gran valor afectivo y simbólico para cada integrante del Colectivo y nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas. La muestra comienza en Maldonado y ha recorrido varias las localidades del país, llegando este año al Subte y a la Junta Departamental de Montevideo y en muchas oportunidades compartiendo con la Muestra Itinerante de Imágenes del Silencio. Desde el 21/11 al 12/12 la muestra se exhibe en el Centro Cultural de Parque del Plata, donde podrá visitarse de lunes a sábados de 10 a 19 horas. Del 6 al 16 de diciembre viajará a Suecia, a las ciudades de Gotemburgo y Malmo, fruto de un intercambio de la Academia sueca con Facultad de Humanidades, para que la muestra pueda ser expuesta y visitada no solo por los suecos, sino por la comunidad de uruguayos residentes en ese país, que nunca volvió del exilio.

Desde 2008, venimos trabajando con el Centro de Estudios Interdisciplinarios Latinoamericanos (CEIL) de la Facultad de Humanidades, brindando testimonios del colectivo como víctimas directas, para el acervo institucional y la reconstrucción de la memoria histórica. Desde 2018 Estamos participando de Talleres realizados en la Facultad de Psicología, para fortalecimiento del Colectivo. Hemos colaborado en la elaboración y exhibición de 3 documentales o cortos, vinculados con la temática que venimos trabajando con la idea de generar intercambio entre los presentes.

Fruto de la falta de atención en salud, reseñada más arriba una compañera del Colectivo, acompañada por el Abogado patrocinante de la causa, Dr. Juan Ceretta reclama ante la justicia la falta de acceso a la atención en salud argumentando el no cumplimiento de las leyes que nos amparan. En un fallo que creó precedente, el 14 de setiembre, queda establecido por parte de la Justicia que la demandante “se encuentra amparada por las leyes Nº 18.033 y 18.596” y se determina “hacer lugar a la acción de requerimiento promovida…”, y condena a ASSE a “brindar las prestaciones médicas, psicológicas, psiquiátricas, oftalmológicas, odontológicas y farmacológicas”. Un profundo agradecimiento al Dr. Juan Ceretta por su apoyo incondicional a este Colectivo.

Dicha sentencia, a la fecha de hoy sigue sin cumplirse, ya que la atención psicológica no se ha brinda. A nivel internacional, nos presentamos ante ONU. Ante la falta de reconocimiento por parte del Estado uruguayo, el Colectivo resuelve presentarse ante Naciones Unidas. En mayo 2022, nos presentamos con un Informe Sombra al Comité contra la Tortura de ONU (CAT), elaborado en forma conjunto con el Colectivo de las 28 mujeres víctimas de abuso sexual en dictadura y con el apoyo para la realización del mismo, del Servicio de Extensión Universitaria.

El CAT resolvió el 12/5/2022: “Reparación 41. El Comité recuerda al Estado parte su obligación, en virtud del artículo 14 de la Convención, de garantizar a las víctimas de tortura una reparación y el derecho a una indemnización justa y adecuada. El Estado parte debe: a) Velar por que todas las víctimas de torturas y malos tratos cometidos en territorios bajo su jurisdicción obtengan una reparación que incluya el derecho a una indemnización justa y adecuada exigible ante los tribunales, medidas de restitución y satisfacción, así como los medios para una rehabilitación lo más completa posible, y medidas de no repetición; b) Compilar de manera sistemática la información relativa a medidas de reparación otorgadas por los tribunales nacionales a víctimas de torturas y malos tratos y respecto de la ejecución de dichas medidas.”

Grupo de trabajo para las desapariciones forzadas: durante la visita al país, el 14 de julio de 2022, mantuvimos reunión con la delegación de la ONU. De este encuentro, la delegación emitió una declaración en relación con la reparación a víctimas en la que plantea: “Finalmente, preocupa que las leyes de reparación existentes en el país no incluyen a niñas, niños y adolescentes como víctimas directas de violaciones a derechos humanos durante el periodo 1968-1985. Al respecto, el Grupo de Trabajo insta a que se dé cabal cumplimiento a la resolución N° 751 del 6 de agosto de 2019 de la INDDHH.”

En julio de 2022, nos presentamos ante el Comité por los DDHH de ONU, invitados por el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), en conjunto con una serie de organizaciones sociales, entre ellas Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. El 27 de julio este Comité recomienda que: «c) Se haga efectivo el derecho a la reparación integral de todas las víctimas, incluyendo los familiares de las víctimas.»

Ante la falta de reconocimiento por parte del Estado, mantuvimos reunión con un senador del FA, para trabajar en un Proyecto de ley para que se nos reconozca como víctimas de terrorismo de Estado. El 10/8/2022 mantuvimos reunión con autoridades nacionales del MRREE, junto con aquellas organizaciones que presentan informe al Comité de los DDHH. De dicha reunión, destacamos la falta de información que tiene el Estado, sobre las leyes reparatorias existentes en nuestro país. A lo largo de este años, vemos trabajando con otros colectivos de DDHH, como organización registrada en la INDDHH, en defensa de la Institución, y por el cumplimiento de la Ley 18.446 que la crea y define como deben elegirse sus autoridades.

Reflexión final: A modo de cierre, una reflexión sobre el sufrimiento de niñas, niños y adolescentes en la visita a sus familiares detenidos en cárceles hoy. Si bien ya no vivimos épocas de terrorismo de Estado, y estamos ante un estado de derecho, cabe el paralelismo sobre la situación de aquellas infancias en centros de reclusión, con los menores que visitan hoy a sus familiares detenidos, o viven con ellos en cárcel. A 50 años, se siguen al día de hoy vulnerando los derechos de las infancias, en un contexto democrático y con la vigencia de la Convención de los Derechos del Niño.

Para finalizar, el próximo 2 de diciembre, a hora 16 y 30 este Colectivo colocará su primera placa de Memoria ante lo que fue la Guardería Andresito, ubicada en la calle Pérez Castellanos 1413, que dio cobijo y contención entre los años 1971 a 1974 a niños y niñas que tenían un familiar preso. Invitamos a todos a acompañarnos ese día, que será muy especial para nosotros, pues será desde el amor y no desde el odio. Estamos trabajando también en la colocación de una segunda Placa de Memoria en la guardería de AEBU en 2023. También allí se dio cobijo y contención a muchos de nosotros, en épocas de terrorismo de Estado. Los invito a todos a seguirnos en nuestras redes sociales, Facebook, Twitter e Instagram, como Memoria en Libertad, y visitar nuestra página web: www.memoriaenlibertad.uy, donde podrán acceder a testimonios nuestros y mucha información referida al Colectivo. Para terminar, una frase de un gran escritor uruguayo como es Eduardo Galeano, a quien admiro mucho, y que dice sobre la infancia: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

¡Por Verdad Memoria y Justicia!
¡Nunca más terrorismo de Estado!”

 

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