En el Perú, en los años 2000, se hizo visible la denuncia social a través de las denuncias formuladas por el periodista Álvaro Vargas Llosa en las que expresa el pago de un millón de dólares para la realización de la “Marcha de los Cuatro Suyos”, por parte del financista y delincuente húngaro George Soros a nombre del expresidente Alejandro Toledo.
Podemos recordar que el internacionalista Juan Velit Granda indicó que se trataba de un contexto de política privada, donde no estuvieron en juego los recursos económicos del Estado ni tampoco los intereses nacionales.
Para empezar, debemos señalar que la denuncia social y la justicia engloba el rechazo o la postura pública de una sociedad que se define en términos de resistencia u oposición sobre “algún tema que afecte a un grupo comunitario” de las naciones.
También debemos señalar que según el estudio “Literatura de denuncia social: Realidades fronterizas en El festín de los Cuervos de Gabriel Trujillo Muñoz” (https://tinyurl.com/56ypanwc), el autor de la denuncia social: “Desde la perspectiva de la literatura latinoamericana el papel del intelectual no solo implica un interés por evidenciar una serie de problemáticas de la realidad social que aborda en su obra, sino el asumir un rol como sujeto político, que implica compromiso y accionar en su entorno social”.
El año 2018 en un artículo titulado “La conspiración del contingente gay” escribí sobre la manifestación política de George Soros: “Al mismo tiempo, (…) George Soros son los patrocinadores corporativos del movimiento LGTB (siglas de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales). Soros -calificado como delincuente internacional- es defensor de este grupo y a través de su fundación Open Society auspició un programa de investigación sobre homosexualismo y también pretende disminuir la población humana en Occidente”.
En el Perú y América Latina necesariamente tenemos que hacer una autocrítica de la sociología para reconocer el desarrollo del nuevo término “gaycidad” que sustenta la sociología de la homosexualidad y la gaycidad. Esta ideología crea mitos que fomentan la identidad corrupta del hombre latinoamericano contemporáneo.
En este escenario crítico social del Perú contemporáneo tenemos que combatir la economía de la corrupción con una medida que lo contrarreste, sobre todo por su capacidad ética frente al corrupcionismo.
Para ello es nuestro deber ahondar en la importancia democrática y de denuncia social del periodismo de investigación que debe exigirse a los representantes periodísticos.
“Una neutralidad de ese tipo no quiere, ni puede, significar ser indiferentes ante las consecuencias de determinados hechos, algo que muchos políticos estarían encantados de alcanzar cuando acusan a los periodistas de falta de objetividad. El propósito fundamental del periodismo de investigación es el cambio, y el deseo de cambiar el mundo es inherentemente individual y subjetivo” (Lee Hunter, 2013).
Por Raúl Allain (*)
(*) Escritor, sociólogo y analista político. Consultor Internacional en Derechos Humanos para la Asociación de Víctimas de Acoso Organizado y Tortura Electrónica (VIACTEC).
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