Aliados de Ucrania quieren negociación

El gobierno de Biden está alentando en privado a los líderes de Ucrania a mostrar una apertura para negociar con Rusia y abandonar su negativa pública a participar en conversaciones de paz a menos que el presidente Vladimir Putin sea destituido del poder, informa The Washington Post el 5 de noviembre.

Las respectivas posiciones en la guerra hacen hoy que no se vea la luz en el tunel, y por momentos, ni siquiera el tunel. Sin embargo, el costo de la guerra sí lo ven los países que se aproximan a fechas electorales, que es cuando las opiniones de los ciudadanos más pesan. Y los bolsillos ciudadanos están sintiendo indudablemente el costo. Una aproximación al tema fue publicado en la nota Mengua la ayuda a Ucrania (https://www.laondadigital.uy/archivos/67339).

El lenguaje diplomático en que esta situación se expresa, según el Washington Post, plantea renunciar expresamente al objetivo de empujar a Ucrania a la mesa de negociaciones, pero sí a “un intento calculado de garantizar que el gobierno de Kiev mantenga el apoyo de otras naciones”. Lo único que queda claro es que quienes apoyan a Ucrania quieren disposición del gobierno de Zelensky a negociar, y no que negocien.

Lo que puede deducirse de la situación general es que el enfrentamiento bélico está en un punto de equilibrio que permitiría negociaciones; aunque no se sabe en qué términos, es seguro que no en las actuales.

El enfrentamiento está hoy en un punto en el que Kiev tiene expectativas de que tarde o temprano caiga la ciudad de Jerson, y con ella se corte el vínculo y suministro ruso por el resto de la costa hacia el sur, incluyendo Crimea. Por razones que no están claras –y son muchas las que ambos bandos aducen– las fuerzas de Ucrania avanzan lentamente, pero avanzan. El día anterior a que se publicara el trascendido en el Washington Post, Ucrania dejaba sin luz y agua a Jerson, acentuando el sitio.

Tal vez ese hecho fue lo que provocó el trascendido. Si Jerson efectivamente cae, se cae el equilibrio de fuerzas actual entre ambos bandos, y la situación pasa a ser otra. Hoy, los rusos dicen públicamente que se retiran, poniendo el río Dnipro entre ellos y la ciudad. Para reafirmar su declaración, los rusos arriaron su bandera. Los ucranianos consideran que esto puede ser una celada para arrinconarlos en un avance prematuro; con esta mutua desconfianza se conforma hoy un statu quo entre ambas fuerzas.

Especulando en la materia, podría decirse que, en verdad, Kiev tiene una posición negociadora desde casi el principio, que es la salida de Putin de la escena. Y en verdad, Putin ya salió de escena una vez, cuando en nombre de la Constitución aceptó que no podía postularse por tercera vez a la presidencia, y en su lugar lo hizo Dmitri Medvédev, presidente de la Federación Rusa entre 2008-12, y recolocado Putin en la presidencia, siguió en puestos de poder: primer ministro hasta 2020 y ahora vicepresidente del Consejo de Seguridad.

Hoy no sería adecuado reemplazar a Putin con Medvédev, porque fue y quedó halcón para cumplir con el papel asignado, y tal vez lo sea realmente. Pero Putin podría ser reemplazado por alguien que no esté en punto de ebullición pero sí pasteurizado, y que él elija. El tema es destrabar la situación de Rusia para que vuelva, paulatinamente tal vez, a relaciones con los países de la UE y la Otan que la nomenclatura rusa dice, en trascendidos, que echa en falta.

Los hechos mostraron que Putin no logró armar una alianza con China respecto de Ucrania. Eso hubiera sido previsible si se tomaba en cuenta que China no reconoció soberanía rusa sobre Crimea desde 2014 a la fecha, entre otras muchas pautas de su política exterior. De hecho, Rusia está bastante sola, y lo único que se ve es su relación con Iran para el suministro de drones, q ue quiere ser negado. Y que además promete meter a Rusia en el complejo problema de Medio Oriente. Para no dar pie a una situación así, es que Israel se abstuvo de no ya apoyar a Zelensky, sino de pronunciarse sobre el conflicto. Lo natural es que Rusia, o ese poder de las 500 familias que serían la nomenclatura vigente, procure un nuevo panorama. En definitiva, a lograr un nuevo panorama es que se refiere el trascendido recogido por el diario.

 

 

  

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