El atentado que asesinó a la ultranacionalista Daria Dugina el 20 de agosto trajo consigo una modificación importante en la forma en que Vladimir Putin lleva su guerra contra Ucrania. Implicó un cambio en el relato sobre la guerra, que ya no podía ser algo distante de la vida cotidiana rusa, y también una mayor participación de la FSB (ex KGB) en la guerra, según el Centro para el Análisis de Políticas Europeas, organismo basado en Washington y que analiza la realidad con criterios del enfoque de EEUU en la Otan.
La resucitación de la FSB al primer plano sigue a la pésima inteligencia con la que evaluó equivocadamente la resistencia ucraniana a la “no guerra”, a que su información no logró superar los problemas militares rusos al prolongarse a una “no guerra” al menos a mediano plazo, y el ejército ruso tuvo que cambiar su estrategia y concentrarse en la región del sureste, abandonando de hecho el enfrentamiento en el resto del país y limitándose a hostigarlo con misiles, sin que eso produjera efectos en las relaciones de fuerza bélicas.
El FSB depende directamente de Putin, y los hechos muestran que estaba preparado para su vuelta a escena. Después del asesinato de Dugina, el FSB entró en acción de inmediato: el atentado con coche bomba no solo se investigó en un tiempo récord, sino que los resultados se presentaron al público de una manera muy dramática, incluidas imágenes de video de CCTV. La agencia nuevamente mostró una velocidad asombrosa con su investigación del ataque al puente el 8 de octubre, cuya seguridad no era responsabilidad de FSB sino de otra agencia estatal, Rosgvardia.
Hasta ese momento, el FSB no había brindado protección cercana a Dugina y a su padre, un ideólogo ultranacionalista.
La máquina de respuestas exculpatorias del Kremlin no estaba preparada en abril, cuando Ucrania hundió el buque insignia de la flota rusa en el Mar Negro, el crucero de misiles Moskva; sólo atinó a negar el hecho. En cambio, con el asesinato de Dugina, la FSB presentó pruebas ya al día siguiente, y los resultados se presentaron al público de una manera muy dramática, incluidas imágenes de video de CCTV. La agencia nuevamente mostró una velocidad asombrosa con su investigación del ataque al puente de Kerch, mejorándola al publicar el mismo día del atentado supuesta evidencia.
La seguridad del puente de Crimea, una estructura de gran importancia simbólica y militar, ahora ha sido entregada por Putin al FSB. Y no se habla de ninguna consecuencia para la agencia a pesar de que son las tropas fronterizas, parte integral del FSB, las que permitieron la entrada al país de todos estos agentes, junto con armas, municiones y artefactos explosivos (el presunto camión bomba de Kerch contenía una o dos toneladas de explosivo y se dirigía a Crimea desde Rusia).
El FSB se ha movido para tomar un mayor control de la seguridad rusa. Este es un éxito burocrático, pero puede que no parezca tan inteligente si las redes de espionaje de Ucrania son capaces de atacar objetivos de alto perfil una vez más. El efecto público en Rusia fue realmente notable: Putin se refiere regularmente al asesinato de Dugina en sus discursos, y el espectacular ataque al puente se convirtió en uno de los temas más debatidos en el ejército y la sociedad rusa. La inteligencia ucraniana ha dañado el esfuerzo de guerra del Kremlin y perforado su reputación nacional. y mostró a los ciudadanos rusos que ya no pueden fingir que la guerra está ocurriendo en una galaxia muy, muy lejana.
La entrada en escena del FSB con la fuerza de su aparente eficacia en la investigación es también un respaldo a Putin, que seguramente tiene cuestionamientos internos a sus acciones, como lo muestran algunas críticas públicas que son pequeñas gotitas de pus de una ineficacia rusa que se viene demostrando.
Luego, hay afirmaciones de este Centro para el Análisis de Políticas Europeas, que se pueden reproducir a título informativo y con la prevención de las comillas: “La crisis, y esta es de hecho una gran crisis para la sociedad rusa, siempre presenta una oportunidad para los aventureros de la sociedad. Eso podría explicar el aumento de la actividad pública de Ramzan Kadyrov y el chef, líder mercenario y creador de trolls de Putin, Yevgeny Prigozhin, quienes se han hecho oír cada vez más desde el inicio de las exitosas ofensivas militares de Ucrania a partir de septiembre, atacando públicamente a los militares y tratando de elevar sus perfiles y credibilidad ante el Kremlin”.
Es cierto que los generales del FSB han gozado durante mucho tiempo de inmunidad frente a los resultados de su incompetencia, afirma este Centro. “Por ejemplo, Putin no castiga a sus servicios de seguridad por no prevenir ataques terroristas. Esta es ahora una vieja tradición, surgida en el cambio de siglo, cuando Lubyanka retrató con determinación cada crítica como un ataque de los liberales financiados por Occidente que buscaban destruir el estado ruso, una versión que Putin siempre aceptó al pie de la letra. Putin es menos indulgente con cualquier comportamiento de los generales de Lubyanka que amenazara la estabilidad política de su régimen. Y dado que ni la muerte de Dugina ni la destrucción parcial del puente provocaron una crisis política, el FSB está a salvo por ahora de la ira de Putin.
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.