TLC con China | La fábrica de humo

Siguiendo la tradición del neoliberalismo gobernando el subdesarrollo, uno de los objetivos centrales de este gobierno es abrir las fronteras para que entre mercadería más barata que la producción local, en desmedro de las empresas uruguayas. Solo que este país tiene el corset del Mercosur, y viene embistiendo contra él desde antes de asumir, sin tener todavía la fuerza política, el consenso y una alternativa comercial válida.

Mientras tanto, hace como que tiene esos recursos, sin dejar que la realidad estorbe sus planes. Así, el manejo de la política exterior del gobierno de Luis Lacalle es un ejemplo contundente de la construcción de relatos, que es lo que prioriza esta gestión. El primer año, Lacalle anunció, con bombos y platillos, un vínculo especial con los Estados Unidos de Trump, y fue una operación ruinosa. Luego, y  de pronto, anuncia un TLC con China y un estudio de prefactibilidad sobre él. Si se examina la sustancia de esto, no la hay; es puro humo. Pero además, anuncia un TLC con EEUU que es absolutamente inviable: EEUU no tiene ningún TLC con alguien que se acerque a China, pues están en disputa comercial. Dice que hay perspectivas con la Unión Europea, y no hay nada. Además dice Lacalle que quiere un TLC con Turquía, y otro con Corea del Sur. Todo es humo. Y abre una embajada en Turquía, ignorando la buena relación histórica con Armenia: Uruguay fue el primer país que reconoció el genocidio armenio por los otomanos en 1915 , y es uno de los principales destinos de la diáspora armenia.

A todo esto, hay un acuerdo con el Mercosur que en principio se lo impide, y él dice que no se está yendo del Mercosur, donde por sus trabajos Uruguay quedó aislado. Su afirmación de que el estatuto del Mercosur le permite la flexibilización ha sido contrariada desde su socio en la coalición, el Partido Colorado, en la palabra de una eminencia en la materia como Didier Opertti, diplomático de larga trayectoria, canciller en dos gobiernos y profesor grado 5 de Derecho Internacional. La resolución 32, del año 2000, explícitamente y por si algo faltara, establece que ninguno de los socios puede negociar solo, y logra el hecho histórico de que estamos aislados de nuestros dos grandes vecinos y socios comerciales relevantes al mismo tiempo. Uruguay supo, en su hábil y honrosa trayectoria histórica de país esquina, el encarar problemas con un vecino grandote amigándose con el otro, en lo que fue definido como política pendular.

 

Por Andrés Alsina

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La ONDA digital N.º 1038 

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