Las estructuras de Chile y el fulgor severo de Boric

Se cumplió la profecía: el que gana el debate, gana la elección. Lacalle se lo ganó a Martínez y ganó, Castillo se lo ganó a Fujimori y ganó, Macri se lo ganó a Scioli y ganó, Fernández se lo ganó a Macri y ganó, Lasso se lo ganó a Arauz y ganó… En Chile, donde Jadue y Lavín eran favoritos en las encuestas, los debates también definieron, porque, en definitiva, los debates reflejan el ser social que los determina. Los espejos pueden mentir, la consciencia puede ser falsa, pero tienen una base material, “las estructuras” a las que tanto se refiere Gabriel Boric, el ganador de la interna de Apruebo Dignidad.

En la derecha Lavín salió a empatar el debate porque tenía harta ventaja previa, pero en el Chile de la Constituyente bien zurda, del abajo que se mueve y se mueve, los cuatro candidatos de derecha tenían que parecer de izquierda. El ex ministro de Pinochet se quedó corto. Se declaró “socialdemócrata”, no le dio el transformismo para hablar de las estructuras.

El debate en la izquierda se desvistió de pasillos gubernamentales. Ninguno habló de “administrar”, ni siquiera de “gestionar”. “Las grandes transformaciones” fue lo más dicho. Nada de abril, todo en octubre. Hablaron hasta del carácter “de clase” del Estado y lo hablaron para millones de votantes, para “las grandes mayorías”. El viejo topo asoma por la cordillera; “si Chile fue la cuna del neoliberalismo, ahora va a ser su tumba”, sentenció Boric en su discursó de triunfo, tras obtener su primer millón de votos, que deja a Apruebo Dignidad a un paso de La Moneda, desde donde “nos reverbera el Compañero Presidente”, dijo Boric, para culminar su mensaje final, en su última frase, entre la paráfrasis y la cita textual a Allende: “en todas las regiones de Chile se abrirán las anchas alamedas, por donde pase el hombre libre y la mujer libre para construir una sociedad mejor”. A Daniel Jadue, el alcalde comunista de recoleta, constructor de Chile Digno, en el debate se le había ido la moto con la legalización de la pasta base.

En la derecha Sichel resultó el menos indisimulable y va a competir con Boric por la presidencia, a la que tal vez podría aspirar con alguna chance la DC y el PSCh podría ver en dónde no resten Bachelet ni Lagos.

El precio de enfrentar y el precio de perder compiten siempre en el negocio de los pueblos. Poético por chileno y por revolucionario socialista, Allende hizo su discurso único, hoy bien retocado por el descentralizador Boric proveniente de la sureña Magallanes, para que nunca tengamos que volver a hacerlo, porque ya está hecho y fue muy caro perder cincuenta años, muchísimo más caro de lo que puede ser enfrentar al neoliberalismo.

Boric es de febrero del 86. Muy formado en las luchas sociales desde la FECH, muy claro, muy ilustrado. No es timorato. Perfila el fulgor severo del verso de Neruda, “Ya podemos mirar la torre cristalina de nuestra poderosa cordillera nevada, porque en el alto orgullo de sus alas de nieve, brilla el fulgor severo de una nieve lejana donde están enterradas las garras invasoras”.

Aguante el poder popular. No va a ser fácil. Las fuerzas armadas chilenas siguen demostrando incluso en estos tiempos constitucionalistas de verdad, que están repletas de esas garras, pero Boric no se inmuta. Saludó en su mensaje final al pueblo de Chile y al pueblo mapuche.

Por José Luis González Olascuaga
Periodista y escritor uruguayo

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