Tentaciones, faltas y errores en la comunicación en tiempos de coronavirus
Como nunca por estos días de coronavirus, estamos atentos a todos aquellos que tengan algo que decir, enseñar, orientar, prevenir, gobernar, analizar, transmitir, pero sobre todo miramos, con la lupa de la esperanza, lo que dicen, hacen y proponen los actores científicos que buscan una salida a la pandemia. En realidad también debiéramos poder escuchar y que tengan mucho más visibilidad, quienes trabajan en los laboratorios, en los centros asistenciales de salud en contacto con los pacientes afectados. De estos, en todo el mundo solo podemos verlos moviéndose enfundados en los trajes de bioseguridad.
El impacto de la enfermedad solo se puede entender si partimos de un mundo globalizado y sostenido por las nuevas tecnologías. Sería impensable que la mayoría de los gobernantes del planeta pudieran tomar decisiones y contar con la información en tiempo real sin el apoyo de éstas. También muy especialmente el accionar de la comunidad científica.
Es muy común en estos tiempos que junto al desarrollo de las tecnologías que han venido a potenciar las capacidades de todos los sistemas de comunicación, llegaran no solo virtudes sino también las más condenables conductas éticas. Partamos de que vivimos a nivel global y en nuestro propio país en circunstancias limites para los seres humanos, la muerte.
Decíamos al inicio que observamos con la lupa de la esperanza a los científicos que puedan encontrar el antídoto a este virus. Por eso nos parece muy oportuno acercarnos a la propia introspección sobre la ética que los debe guiar. “Para que el conocimiento científico redunde en beneficio de todos es indispensable su comunicación. Si bien ambos procesos, el de la producción y la comunicación del conocimiento científico están alejados entre sí, se encuentran sujetos a similares tentaciones, faltas y errores, –intencionales o no–, englobadas como inconducta científica. Su creciente incidencia es motivo de preocupación no solo en el ámbito científico sino en toda la comunidad, ya que acrecienta el escepticismo y el descrédito hacia la ciencia.
Siguiendo a Litewka12 podríamos concluir que «existe la percepción tácita de que el proceso de investigación está sustentado por la búsqueda objetiva de la verdad y por la integridad moral de los investigadores (…) Cada vez que irrumpe un caso de mala conducta científica, sea como fraude, sea como manipulación tendenciosa de los datos, o bien porque los autores se atribuyen méritos que no les corresponden, las consecuencias van más allá de la comunidad especializada y se derraman en la sociedad en general tomando la forma del escepticismo y la desconfianza hacia la ciencia como un todo» (1)
Por eso de no generar escepticismo y desconfianza, es que comunicadores y quienes producen la materia prima para éstos, transmitan con la mayor precisión y realismo no solo los datos que hacen al seguimiento de esta pandemia sino también las capacidades reales que tenemos para combatirlas. Nuestra sociedad entera mide su esperanza y en muchas oportunidades la precisión de la información que se le brinda, especialmente desde la ciencia.
El Presidente Lacalle Pou ha reiterado en casi todas sus ya clásicas conferencias de prensa, que su gobierno siempre va a colocar y transparentar toda la información sobre las circunstancias que vivimos. Es muy difícil no estar de acuerdo con esta iniciativa. Lo que convertirá esto en realidad no es solo su práctica de gobierno, sino lo que hace y cómo lo hace toda la institucionalidad asistencial y científica, directamente relacionada con estas circunstancias. Cada dato volcado, cada anuncio de capacidades asistenciales y apoyos sociales que trasmitamos tienen que tener la precisión de un reloj. Solo así estaremos vacunándonos del escepticismo y la desconfianza social.
Por Roberto Pereira
La ONDA digital Nº 943 (Síganos en Twitter y facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.
Más del Autor:
- Un héroe, pero no anónimo
- Número 1000, retrospectiva en un mundo en pandemia
- # FIDEL: “URUGUAYO ¿TE ANIMÁS A HACER UN ASADO?”
- Murió el maestro y periodista Raúl Legnani
- La muerte del pintor Freddy Sorribas
- Murió Luiz Alberto Moniz Bandeira, nuestro amigo y columnista permanente, historiador y politólogo brasileño