Al acercarnos a otro 8 de marzo me quiero referir una vez más a los derechos de las mujeres, de todas en su diversidad y hacer una reflexión sobre cómo se puede pensar la igualdad de género desde las políticas públicas departamentales. La idea es sentar las bases de lo que entendemos por políticas de igualdad de género y cómo se podría trabajar en un próximo período con gobierno departamental del Frente Amplio.
La idea, de tan sencilla, parece impracticable. Creemos que las mujeres tenemos que vivir en iguales condiciones que los hombres, y no sólo eso, creemos que aquellas personas que no se identifican como hombres o mujeres, también puedan ser capaces de desarrollarse en la vida en igualdad de condiciones.
Las políticas públicas de género han tenido un notable avance en los últimos quince años a partir de las líneas de trabajo impulsadas por los gobiernos del Frente Amplio. Sin embargo, los marcos normativos, la creciente institucionalización de los mecanismos de género nacionales y la implementación de políticas transversales no han sido suficientes para que estas políticas de género lleguen a todos los territorios del país. Particularmente, los departamentos gobernados por el Partido Nacional tienden a entender las políticas de género desde una visión liberal que escasamente contribuye al alcance de la igualdad sustantiva.
En la actualidad en el organigrama de la Intendencia figura una Oficina de la Familia, Equidad y Género que no tiene equipo propio ni presupuesto asignado. Dicha oficina depende de la Dirección de Políticas Sociales y las personas que realizan algunas acciones en materia de género son las mismas que se encargan también de las acciones para infancia, juventudes, discapacidad, comedores, merenderos y un largo etcétera. Esto es totalmente insuficiente.
Por eso, hace necesario proponer una política de género bajo algunas premisas básicas:
– Crear un mecanismo de igualdad de género que promueva las políticas en la materia, con jerarquía institucional y presupuesto propio.
– Diseñar un Plan Departamental de Igualdad de Género. Este trabajo debe ser un proceso participativo, generando mesas de diálogo con municipios, organizaciones de mujeres, sindicatos, estudiantes, centros comerciales, comisiones barriales y demás organizaciones del entramado social.
– En la elaboración del presupuesto quinquenal, se establecerán metas e indicadores concernientes a la igualdad de género. Esto implica que todas las direcciones involucradas deberán comprometerse con acciones que incluyan ese principio. Por ejemplo, si se planea un espacio público debe contemplar las diferentes necesidades de hombres y mujeres y de toda la población. Desde los horarios de recolección de la basura hasta la atención al público en las oficinas puede ser importante si pensamos en una política integral de igualdad.
– Descentralización: las políticas de género acompañarán las políticas de descentralización para todo el departamento que promueve el protagonismo de los municipios, la creación de nuevos municipios y la participación paritaria de todos los colectivos en comisiones y organizaciones vecinales.
– Formación y sensibilización a la interna de la Intendencia y Municipios en la temática de género. El proceso de avance en materia de igualdad de género necesita de la comprensión y convicción de todas las personas que trabajan en la Intendencia y de todos los rangos: autoridades políticas, direcciones técnicas, personal de todas las áreas.
Ante todo, este mecanismo de igualdad debe ser un articulador de las diferentes iniciativas, programas y planes que en el territorio de San José implementen los diferentes organismos. Pondré un ejemplo: la Intendencia está encargada de la iluminación de todos los centros urbanos. La iluminación de las calles y espacios públicos es un factor de seguridad para que mujeres y niñas circulen con mayor libertad y se eviten ataques violentos y ataques sexuales.
La Intendencia puede trabajar en coordinación con la Comisión Departamental de Violencia de Género para establecer un plan de iluminación progresivo donde se prioricen los puntos de luz que se definen prioritarios en nuestras ciudades. Esto que parece muy simple, no implica recursos extraordinarios, simplemente coordinación y pensar en las necesidades de toda la población.
Sería comenzar a cambiar las formas de hacer, y comenzar a practicar, desde lo local, la igualdad. ¿Se imagina? Ese es el San José que queremos: igualitario.
Por Ana Gabriela Fernández
Edila en la Junta Departamental de San José. Actriz egresada de la EMAD y Educadora Social. Doctoranda en estudios de Género en la Universidad de Oviedo. Docente e investigadora en el Programa Género y Cultura de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)
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