“Ricordi”: De la plétora al desencanto

La efímera felicidad, la agobiante infelicidad, la extrema fragilidad, la pasión, la volatilidad del amor y el desencanto como impronta de una juventud inconformista son los cinco ejes de reflexión que propone “Ricordi?”, el segundo largometraje del realizador italianoValerio Mieli.

Este film, que cosechó el Premio del Público en el Festival de Venecia 2018, indaga en las disfuncionalidades de un presente signado por la incertidumbre, en el cual las relaciones impersonales suelen ser casi siempre efímeras.

Los protagonistas de esta comedia dramática son un joven y una joven bien solitarios y, aunque parezca insólito, hastiados de la vida, pese a su breve periplo existencial.

En este caso concreto, no existe una correlación entre el tiempo biológico y el tiempo emocional, porque, por sus actitudes, casi siempre extremas, ambos parecen cansados de vivir.

En ese contexto, las fronteras entre el presente y el pasado están deliberadamente difuminadas, en la medida que los dos alimentan su cotidianidad, sus días y sus horas con recuerdos.

No en vano, el realizador apela permanentemente a la superposición entre planos temporales, con el propósito de reconstruir sus respectivas peripecias vivenciales.

En forma deliberada, el director y guionista omite los nombres de los miembros de la joven pareja, integrada por Él (Luca Marinelli) y Ella (Linda Caridi), quienes, luego de conocerse fortuitamente en una fiesta, deciden asumir una experiencia de convivencia.

Obviamente, tanto la afinidad física como la afinidad intelectual, ya que ambos son docentes, contribuye al logro de una perfecta sintonía que sugiere la conformación de una pareja perfecta.

Por supuesto, existen gustos compartidos y también disfrutan a plena de una sexualidad satisfactoria, lo cual avizora un horizonte de felicidad, pese a la extrema melancolía del hombre.

Salvando obvias diferencias, estos dos seres vulnerables, que comparten una vivienda austera y con mobiliario mínimo, emulan a los personajes de la inolvidable “Último tango en París” (1972). En efecto, hacen el amor en el piso, reflexionan y filosofan, al igual que los protagonistas del controvertido pero mítico film de Bernardo Bertolucci, que tanto escándalo provocó en la prejuiciosa sociedad de la década del setenta.

Aunque esta película no llega ni por asomo a los extremos de audacia y de alto voltaje erótico del film sin dudas más polémico de Bertolucci, estos jóvenes son igualmente desencantados.

La radical diferencia es que la pareja de “Ricordi?” pertenece a una generación apática y poco comprometida y a un tiempo histórico radicalmente diferente, en el cual las utopías parecen haberse esfumado del horizonte y la vida cotidiana está cada día más regida por las leyes del mercado.

En efecto, esta suerte de modernidad líquida, que se ajusta perfectamente a la sentencia que proclamaba el sociólogo y pensador polaco Zygmunt Bauman, se aplica también al amor, que es tan líquido como las ideas y los conceptos.

Por más que “Ricordi?” no es ciertamente un film político ni nada que se le parezca, es sí una reflexión sobre la extrema fragilidad de todas las cosas, incluyendo naturalmente al amor.

En tal sentido, los personajes protagónicos parecen estar aburridos de todo, temen que los momentos no se repitan y que, transcurrido el tiempo, nada sea igual.

Por supuesto, los recuerdos ocupan un importante espacio en el presente, porque en ellos subyacen tristezas crónicas y hasta traumáticas vivencias de la infancia y la adolescencia.

En ese marco, ambos experimentan sensaciones contradictorias y ciertamente bipolares, entre la plétora de una felicidad a todas luces artificial y el más profundo y desolador de los escepticismos.

Sin causa aparente, hay un rápido tránsito del asombro, la fascinación y la felicidad al aburrimiento y el fastidio, todas sensaciones matizadas por maravillosas piezas de piano de Claude Debussy y Johann Sebastian Bach.

Ese fondo musical genera a menudo una sensación de magia que no es real, la cual se alterna con prolongados silencios que parecen anticipar un epílogo signado por la amargura.

En esas circunstancias, esa suerte de simbiosis comienza dramáticamente a resquebrajarse. Salvo los cuerpos, que obviamente siguen siendo tan jóvenes y lozanos como al comienzo del relato, el amor, los afectos y hasta el sexo envejecen aceleradamente hasta mutar en apatía.

En ese marco, lo que comienza por ser una comedia romántica como tantas pero con la habitual pátina intelectual que siempre ha caracterizado al cine europeo, muta en un drama casi sin tristezas, lágrimas ni palabras.

Esa fugaz historia está condensada estéticamente por una formidable poética visual, que privilegia esplendorosos paisajes los cuales, en un pasado muy próximo, arroparon un romance aparentemente imperecedero.

Más allá de una estructura narrativa siempre sosegada, que abunda en gestualidades y los silencios, “Ricordi?” es un film que convoca a una profunda reflexión en torno a la crisis de los afectos y de los vínculos personales del presente, característicos de un tiempo histórico gobernado por la cultura de lo instantáneo, la frivolidad y la vacuidad emocional.

No en vano, los dos protagonistas, interpretados con superlativa sobriedad e histrionismo al servicio de esta propuesta dramática por parte de los jóvenes Luca Marinelli y Linda Caridi, son arquetipos de una generación radicalmente desestimulada, desencantada y absolutamente hastiada de una sociedad indiferente y que sólo se mira el ombligo.

Ricordi? Italia 2018. Dirección: Valerio Mieli. Guión: Valerio Mieli. Producción: Angelo Barbagallo. Fotografía: Daría D`Antonio. Montaje: Desiderio Reyner. Reparto: Luca Marinelli, Linda Caridi, Giovanni Anzaldo, Camilla Diana, Andrea Pennacchi, Alessandro Taglaferri y Jacopo Mando. (Publicado en Revista ONDA digital)

Por Hugo Acevedo
(Analista)
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