4 países de América Latina, con culturas distintas, realidades diferentes, pero iguales. 4 sociedades maltratadas

Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen
los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza.
La historia es nuestra y la hacen los pueblos. Salvador Allende.

¿Quiénes están detrás de estas decisiones?, ¿quiénes arremeten contra el pueblo utilizando a los militares?, ¿quiénes infunden el miedo? Lamentablemente en muchos países de América Latina vuelve la agresión institucional, ideológica, contra las sociedades, contra los pueblos.

Pero todo tiene un origen común: las desigualdades económicas, sociales, educativas, culturales y la constante influencia de los Estados Unidos, en la figura de su presidente: Mr. Donald Trump, que no afloja con su necesidad de tener el control (indirecto y no tan indirecto) de los pueblos y de las ideologías de los gobernantes. Es como el vuelo rasante y asombroso del cóndor que hipnotiza y no se deja doblegar ante nada ni nadie.

CHILE, Ecuador, Brasil y Argentina son todos ejemplos en los se han cercenado y coartado los derechos, la pobreza se ha incrementado y los ricos son cada vez más ricos, las desigualdades se hacen cada vez más profundas y marcadas, lamentablemente.

Es retroceder en derechos adquiridos, en restringir o prohibir directamente la libertad de expresión, es violentar una sociedad pacífica que se manifiesta ante las decisiones de gobiernos militarizados que coartan sus posibilidades de tener una mejor calidad de vida.

El bloqueo, y otras mil formas de agresión obstruyen el desarrollo de los pueblos, de varias sociedades y alimentan la militarización del poder. Los toques de queda en Chile, por ejemplo, las agresiones callejeras, las fuerzas represivas que hostigan, los asesinatos, las desapariciones de personas, las violaciones son ni más ni menos que un brutal ataque a los derechos inherentes de los seres humanos de expresarse en libertad, de poder circular por las calles libremente. Qué deshumanización!! En pleno siglo XXI.

Es maltrato psicológico y físico. Es maltrato intelectual y educativo. Es maltrato en salud y en valores. Es maltrato y punto.
En vez de avanzar hacia sociedades más justas y equitativas, están yendo hacia colectivos sociales más polarizados, con menos oportunidades educativas, culturales, económicas, con más pobreza desde todo punto de vista.

Es necesario desmilitarizar el poder ya que esa no es la forma para resolver los problemas de una sociedad.

Es necesario volver a los valores del respeto, de la solidaridad, de la tolerancia, de respetar el pensar distinto, es necesario volver a tener esperanza, sueños de una calidad de vida mejor. El caos, el miedo, las lágrimas, las heridas, las muertes no son la solución.

Ojalá no se instaure en otros países este caos. Lo ideal sería volver, como decía nuestro gran poeta uruguayo Don Mario Benedetti, a “defender la alegría como una trinchera defenderla del escándalo y la rutina de las miserias y los miserables de las ausencias transitorias y las definitivas…..”defender la alegría como bandera….defender la alegría como un derecho defenderla de dios y del invierno de las mayúsculas y de la muerte de los apellidos y las lástimas del azar y también de la alegría”.

Para tener equidad, justicia social, para no volver al pasado de la represión, de las desapariciones forzadas, de las torturas sin razón de ser, para no volver a eso tan gris, tan oscuro, tan lleno de tristeza y angustia. Para no volver.

Por Lic. Daniela Yelpo
Licenciada en Relaciones Internacionales.

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