Estamos a pocos días de las elecciones nacionales, en su primera vuelta, y van aumentando las posibilidades de triunfo del Frente Amplio, para alcanzar su cuarto gobierno consecutivo. Las distintas encuestas muestran incrementos de los votantes frentistas, las movilizaciones, el mayor entusiasmo en los distintos actos son indicadores de dichas posibilidades. Nos interesa señalar algunos acontecimientos en nuestra región sudamericana de algunos gobiernos de derecha, como los ocurridos en Ecuador, en Chile, en Argentina y en Brasil.
Ecuador vivió movilizaciones muy fuertes de sectores indígenas que se fueron expandiendo a otros sectores populares. Después de la presidencia de Correa, lo sucedió en el cargo Lenin Morenos, político que venía de la izquierda y se transformó como gobernante en un hombre de la derecha. Su decisión que colmó el vaso y originó el inicio de las distintas movilizaciones fue la eliminación del subsidio a los combustibles. Las marchas y movilizaciones de los distintos sectores populares generaron la necesidad del gobierno ecuatoriano de retroceder y eliminar el decreto que eliminaba los subsidios e iniciar una tarea de diálogo social con diversos representantes de los sectores movilizados. La eliminación del subsidio mostró a las claras los diversos descontentos de diversos sectores sociales por las políticas públicas del actual gobierno y que generan mayores desigualdades.
En esencia un gobierno de derecha, que lleva adelante políticas de derecha, que aumenta la exclusión, la desocupación y la pobreza, que se ve obligado a retroceder, a atender los reclamos de los sectores populares, que están en pleno proceso de diálogo social con un movimiento social que salió a las calles a manifestar sus descontentos. En el Uruguay un gobierno de Lacalle centrado en un ajuste a través de shocks, con descensos de salarios reales y del gasto público social puede generar rechazos y movilizaciones, dentro de las normas democráticas.
El caso de Chile nos llega más de cerca, sobre todo porque en diversas oportunidades ha sido señalado como ejemplo, como paradigma a utilizar por la oposición uruguaya. Es muy notoria la posición del candidato colorado Ernesto Talvi que en múltiples oportunidades nos explica que tenemos que seguir el ejemplo chileno. Sobre todo en los acuerdos comerciales que tiene Chile, que pese a ellos o tal vez por los mismos, ha mantenido la primarización de sus exportaciones y profundiza su inserción periférica en el mercado mundial. El gobierno de derecha de Sebastián Piñera fijó un aumento en las tarifas del metro subterráneo. Ello generó protestas de los estudiantes, especialmente del nivel secundario, pero el viernes y sábado de la semana pasada se concretaron manifestaciones de sectores populares que generaron destrozos, incendios y otros actos violentos reprobables.
Nuevamente un gobierno de derecha que genera exclusiones y aumenta las grandes desigualdades sociales, que son las causas centrales de estas movilizaciones que han obligado al estado de emergencia y al toque de queda en la región metropolitana de Santiago. Hacía 30 años que no habían ocurrido en Chile tan extensas movilizaciones sociales en contra de un gobierno.
Las tensiones sociales estaban latentes y se explayaron a partir de la movilización estudiantil como lo explica Roberto Pizarro en su reciente artículo “ No hay nada que perder” en El Desconcierto. Nuevamente un gobierno de derecha que toma una medida que afecta a sectores populares, que luego tiene que retroceder por las fuertes e intensas movilizaciones populares y sociales. ¿A un gobierno de derecha en Uruguay le pasará lo mismo que sufre Chile en la actualidad?
El caso de Argentina es más conocido. El gobierno de derecha de Macri, aplaudido por los distintos líderes políticos de la oposición uruguaya cuando su triunfo, intentó llevar adelante el clásico plan de ajuste fiscal, pero se endeudó, generó desconfianzas en los distintos sectores sociales que se manifestaron en abruptas subas del dólar, con los consiguientes procesos de inflación, contracción de la actividad económica, aumento de la desocupación y de la pobreza, pérdidas de los salarios reales y la presencia del FMI, que con sus clásicos ajustes económicos derivan mayores problemas sociales e importantes aumentos de las desigualdades. Las sociedades de Argentina y Uruguay tienen más semejanzas entre sí que con las de Chile y Ecuador. Los frutos de un gobierno de derecha en la Argentina pueden repetirse en un gobierno de derecha en Uruguay.
En Brasil asumió Bolsonaro y estamos viviendo las consecuencias desastrosas de su gobierno, al que tal vez quiera imitar el candidato Manini de Cabildo Abierto. No precisamos la historia para mostrar 4 casos actuales de las consecuencias económicas y sociales de los gobiernos de derecha en la región.
Los descontentos con los gobiernos frentistas, los sectores vulnerables que recibieron tantos beneficios como la baja significativa de la pobreza y las capas medias, debieran reflexionar sobre las consecuencias para el Uruguay de un gobierno de Lacalle en el futuro cercano. Sobran logros para mostrar y aprovechar los avances tecnológicos en beneficio del país, contemplándolos en una futura estrategia de desarrollo. Sólo el Frente Amplio tiene capacidad para continuar con estos cambios y evitar los retrocesos que generaría la derecha en el Uruguay.
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Por Alberto Couriel
Economista y ex senador
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