A Macri lo elevó su famiglia, a Talvi lo aupó una corporación
Ante todo, una aclaración de orden: No dudamos un ápice de la honorabilidad del señor Ernesto Talvi, en tanto al argentino es harto difícil separarlo de la miasma en la que él y connotados miembros de su familia se hallan inmersos desde hace décadas.
Ahora bien, la cuestión que centra nuestra preocupación no es ni menor ni tampoco colateral:
¿Es el señor Talvi el hacedor de su candidatura o acaso lo es la corporación que lo cobijó ý a la que representa, desde hace tres décadas en lo académico y hace quizá un año en lo político?
En buen romance, nos preguntamos, siempre desde el respeto para con la persona objeto de este análisis ¿es el Opus Dei quien lleva el timón y Talvi quien recibió el cometido de lograr la meta tan largamente ansiada en el Uruguay que ni la Iglesia Católica en general ni la Obra en particular consiguieron hasta ahora?
Hablamos de la Educación, hasta ahora PÚBLICA, LAICA Y OBLIGATORIA.
En el caso del señor Ernesto Talvi tenemos algunas certezas:
– Nunca fue ni abogó por el Primer y el Segundo Batllismo;
– Abrazó para sí el pensamiento económico de la escuela de Chicago;
– Fue, como novel tecnócrata, ahijado del doctor Ramón Díaz;
– Fue director del CERES por más de tres décadas, entidad vinculada al Opus Dei; por consiguiente, es dable pensar su posible pertenencia, en carácter de “cooperador” a tal corporación.
– El doctor Jorge Batlle tuvo, al igual que el doctor Díaz y el propio Talvi, sus maestros en cuanto a pensamiento político y económico tanto a Von Mises como a Hayek.
– Tanto Batlle y Ordóñez como Domingo Arena, Julio César Grauert, Luis Batlle, Amílcar Vasconcellos y la señora Alba Roballo, tuvieron actitudes y procederes diametralmente opuestas a las conclusiones que arribamos leyendo el currículum del señor Talvi.
– El proyecto que consideramos insignia de la Iglesia y de la Obra es el tan ansiado contralor y direccionamiento de la Educación Pública.
Tan clara es la cuestión que no tuvieron empacho en mostrarlo a quien quisiera verlo. Veamos tan solo dos ejemplos de ello:
Primero, el candidato a presidente: el señor Talvi llevó adelante con otros amigos, mencionamos al pasar dos de ellos: Elbio Strauch y Pablo da Silveira, la Fundación Impulso, junto con el liceo del mismo nombre.
Segundo, el candidato a vicepresidente, el señor Silva, tiene una clara e inobjetable formación y experiencia en dirección de la Enseñanza. No obstante, en lo específico del cargo al que aspira, carece del conocimiento y experiencia necesarias.
A su vez, el jefe de campaña del señor Talvi le hace decir cosas en las que no cree (batllismo, Estado del Bienestar, liberalismo con énfasis claro en la solidaridad para con los más necesitados) y acallar aquellas que vertebran su pensar (neoliberalismo, corporativismo refractario a las políticas de equidad social, lo privado como lo sagrado, lo público como anatema de aquello, etcétera).
Finalmente, la Iglesia en su conjunto y los partidos Blanco y Colorado, aunando esfuerzos, intentan llevar adelante la meta de la clase dominante: sesgar la educación y hacerla redituable para ellos.
Téngase en cuenta, asimismo, la presencia en el origen de la fundación Impulso del señor Pablo da Silveira, intelectual orgánico al candidato Luis Lacalle Pou.
Es, más que una casualidad, una mancomunión de esfuerzos. Vale la reiteración: es el proyecto de la clase dominante que viene por todo, así en el camino quede la democracia participativa y republicana.
Por Héctor Valle
Investigador social y periodista
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