El Acuerdo MERCOSUR – UE. | La llave del cofre: ¿proteccionismo o responsabilidad internacional compartida?

1.- El acuerdo interregional: significado y alcances.

El Acuerdo de Asociación Birregional entre el MERCOSUR y la Unión Europea que fue finalmente acordado el 28 de junio pasado en una versión preliminar (falta todavía la versión definitiva en las distintas lenguas) viene a concluir 20 años de negociación y 39 reuniones del Comité de Negociaciones Birregionales. Si bien las negociaciones tuvieron varias interrupciones, lo cierto es que desde el principio se plantearon algunos núcleos duros vinculados con cuestiones sensibles de las contrapartes como ser las cuotas de carne y algunos productos agrícolas, además de otros temas referidos a las denominaciones de origen, servicios y compra pública.  El Acuerdo tiene tres pilares: político, económico y cooperación y sobre esa base se negoció a partir del Acuerdo Marco Interregional que se firmó en 1995 y entró en vigor en 1999.

El Acuerdo Interregional MERCOSUR – Unión Europea y el Amazonas | La llave del cofre: ¿proteccionismo o responsabilidad internacional compartida?

Hay varios factores que posibilitaron el desenlace del Acuerdo en junio y habilitaron a que se inicie el proceso de debate y decisión en las respectivas regiones una vez completado la escrupulosa y detallista puesta a punto en las distintas lenguas del texto oficial (en el Parlamento Europeo y parlamentos nacionales en Europa y en los parlamentos por el lado MERCOSUR). Uno de los factores que jugó un papel de primer orden en la fase final de concreción del Acuerdo fue la confirmación por parte del Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de que permanecería en el Convenio de París sobre Cambio Climático[i]. La importancia de permanecer en el Convenio de París e implementar políticas para combatir el cambio climático constituyó un componente político importante para concretar la negociación, luego de que Bolsonaro transmitiera previo a su asunción la voluntad de seguir el camino de Estados Unidos en relación al Acuerdo de París. De esta manera, hacia fines del año pasado los negociadores europeos y del MERCOSUR, que consideraban el acuerdo cercano, mostraron desánimo y escepticismo ante las manifestaciones del presidente electo. La confirmación por parte de Bolsonaro de que Brasil continuaría en el Convenio de París a líderes europeos y la ratificación a Macri de confirmar la continuidad del bloque en las negociaciones externas, abrieron la posibilidad de que el desenlace del acuerdo finalmente se produjese.

Lincoln Bizzozero Revelez

La permanencia en el Convenio de Cambio Climático fue una de las concesiones (no la única, por cierto) del actual gobierno de Brasil. Del lado europeo también se plantearon concesiones que tocaron intereses de agricultores y ganaderos de algunos países (Bélgica, Francia, Irlanda, Polonia en particular). Claro que el acuerdo final no tradujo solamente estas concesiones, porque lo que busca efectivizar la Unión Europea es un espacio de cooperación y construcción de gobernanza mundial en el que se proyectan estándares de calidad y certificación de productos y además protocolos de protección ambiental, social y laboral. Y en el Acuerdo se enfatiza la vinculación entre comercio y desarrollo sostenible, cuidado de los consumidores, además de la delicada cuestión de la protección ambiental y preservación de los bosques, todos temas que se encuentran en la agenda política y social europea.

Para comprender el sustrato de fondo sobre el cual se asienta el Acuerdo de Asociación Birregional y comprender el valor político además del comercial que le da la Unión Europea, es necesario ubicar dos documentos recientes de la Comisión Europea que plantean la articulación más estrecha del comercio con los valores europeos y el objetivo de ir hacia una cooperación reglamentaria internacional en distintos ámbitos del comercio mundial. El primer documento de referencia de la Comisión Europea denominado “Comercio para Todos. Hacia una política de comercio e inversión más responsable”, que se aprobó en el año 2015, enfatiza el objetivo de utilizar los acuerdos comerciales y los programas preferenciales de comercio como instrumentos para promover los valores europeos en el mundo. Con posterioridad, en el año 2017, la Comisión elaboró otro documento en el cual planteó los caminos para encauzar la globalización de acuerdo a los valores e intereses europeos.

Estos dos documentos son la base de los nuevos acuerdos suscritos por la Unión Europea recientemente con Canadá y Japón. Son acuerdos de asociación de nueva generación que incluyen valores referidos a la cooperación y a la política internacional y marcan un camino para ir construyendo a través de mutuas regulaciones el sistema de comercio internacional. En el caso del Acuerdo de Asociación con el MERCOSUR, es significativo que la presentación, por parte de la Comisión Europa haya especificado entre los temas sensibles para los europeos la implementación de normas con estándares elevados en materia ambiental, laboral y social y enfatice especialmente la vigencia del Acuerdo de Paris sobre el Cambio Climático. Con ello respondió al anuncio de un posible retiro del acuerdo por parte de Brasil y además continuó a enfatizar el camino normativo-regulador en la construcción de una gobernanza mundial.

2.- La llave que abre el debate sobre el Acuerdo

Una vez rubricado el Acuerdo, Francia planteó la posibilidad de una revisión en función del texto final, lo cual buscaba contemplar las voces de agricultores, ecologistas y también de consumidores europeos sensibilizados con el tema de la alimentación sana, de calidad y crecientemente con protocolización orgánica. Este conglomerado diverso de ciudadanos se encuentra inserto en el espacio social europeo donde han incluido sus reclamos y reivindicaciones. Esta es la base política y social sobre la cual se asienta el incremento de las certificaciones y barreras sanitarias que condicionan el ingreso de materias primas, siendo de esta manera funcionales a la política de subvenciones elaborada para apoyar el tejido social y productivo que cumple una función ambiental además de productiva.

Por el lado del MERCOSUR, la Cumbre realizada dos semanas después que se rubricara el Acuerdo resaltó los “progresos alcanzados…en la agenda de relacionamiento externo del bloque, destacando la importancia del acuerdo en principio alcanzado con la Unión Europea” (Acta del Consejo Mercado Común). De esta manera confirmaba el momento de euforia inicial de los gobiernos que consagraba la prédica de los socios menores (Paraguay y Uruguay), del gobierno de Macri desde su asunción y también del brasileño. Sin embargo, en poco tiempo la situación ha ido cambiando poniendo el Acuerdo original entre bambalinas. Primeramente fue la explosiva situación de Paraguay en su relación vasallo-dependiente de Brasil con un acuerdo secreto sobre la energía excedentaria de Itaipú que puso al borde del juicio político al Presidente paraguayo y exhibió relaciones bilaterales espurias. Posteriormente fueron las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias en Argentina que mostraron una diferencia de más del 15% para la fórmula peronista de Alberto Fernández y que catapultó mensajes desde el Ejecutivo brasileño cuestionando el retorno populista y de los “bandidos de izquierda”.  A su vez el Ministro de Economía, Paulo Guedes, dejó abierta la posibilidad de un retiro del MERCOSUR por parte de Brasil en caso de que Fernández cumpla con la propuesta de revisar el Acuerdo firmado para buscar mejores condiciones en algunos puntos.

Dos avances del gobierno brasileño –uno referido a la posibilidad de implementar el acuerdo por parte de cada Estado una vez aprobado y no como es habitual como bloque y el inicio de negociaciones de un TLC con Estados Unidos luego de una visita del Ministro de Comercio de Estados Unidos a Brasil – mostraron los límites del acuerdo recientemente rubricado y de la posible fractura regional.

Sin embargo, la llave que abrió el debate del acuerdo interregional y lo centró en cierta forma fue la catástrofe ambiental del Amazonas a partir de los desaciertos de la política llevada adelante por el actual gobierno brasileño. El cruce mediático entre Bolsonaro y Macron a partir de la inoperancia inicial frente a la catástrofe derivó en cuestiones de fondo, además de las personales que no vienen al caso. Bolsonaro sacó de sus arcanos recovecos mentales el colonialismo europeo y la reivindicación de la soberanía nacional en el Amazonas, cuando de lo que se trata es de la responsabilidad internacional en un tema que concierne el equilibrio ambiental del planeta. Macron se hizo eco de un cúmulo de voces reivindicativas frente a ese desastre ambiental con el cuestionamiento explícito al no cumplimiento por parte de Brasil del acuerdo recientemente suscrito y con ello puso en entredicho el mismo y abrió una brecha para una renovación del debate a nivel de los Estados como ya hizo Irlanda.

3.- Un epílogo: una puesta a punto antes del debate

Los recientes acontecimientos muestran que el debate sobre el Acuerdo que iba a tener un componente regional y doméstico nacional pausado en ambos bloques se catapultó con el tema de la Amazonia. Se trata justamente de distintas interpretaciones sobre el Convenio de Cambio Climático y las políticas ambientales a llevar adelante, pero reflejan también las dificultades concretas en temas sensibles de la Asociación birregional. Y por supuesto deshoja otras cuestiones que hacen a la funcionalidad de esta situación para algunos países que cuentan con un tejido social y productivo vinculado a la agricultura.

Para el bloque del MERCOSUR estos acontecimientos recentran el debate en términos regionales. Puede parecer contradictorio, pero Brasil necesita ahora de los países de la región para seguir adelante con el Acuerdo y poder implementarlo. Y a su vez eso implica confirmar el proceso regional y limitar esos avances de fractura. Pero en el Brasil presente es difícil visualizar los pasos siguientes: la suscripción del Acuerdo daba a pensar una confirmación que luego fue desmentida hasta que se catalizó la situación presente. La fractura de Brasil implicaría un retorno histórico, pero claro en el presente hay más interdependencia económica, mayor cooperación política y social y actores de la sociedad civil que tienen un decidido componente regional.

Por Lincoln Bizzozero Revelez[i]

[i] Profesor Titular Programa Estudios Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Investigador Dedicación total en el tema Relaciones Externas del MERCOSUR. Investigador del Sistema Nacional de Investigadores.

[i] La explicación de los factores que posibilitaron la suscripción del Acuerdo en esta coyuntura lo trato con mayor detalle en el artículo “Acuerdo MERCOSUR-Unión Europea: otra pieza para la nueva cartografía del sistema de comercio mundial” en Blog FLACSO –Argentina Disponible: http://rrii.flacso.org.ar/acuerdo-ue-mercosur-otra-pieza-para-la-nueva-cartografia-del-sistema-de-comercio-mundial/ 

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