México – La Tierra es plana, la sostienen cuatro pilares del arte oficial: La ignorancia, la mediocridad, la escatología y por supuesto un robusto curador. La fructífera y complaciente relación del Estado y la administración de la cultura con los artistas VIP y sus promotores es la demostración tangible de la maleabilidad de las ideologías, la tendencia discursiva es irrelevante, el amasiato no va a terminar nunca. La metáfora de esta amatoria participación está en exhibición en la Sala Arte Público Siqueiros, SAPS, de Polanco. La exposición y el performance superan las expectativas de las sectas de esclavas sexuales, ahora tan de moda, porque aquí, la esclavitud la ejerce un estilo de arte que es capaz de someter al Poder mismo.
La exposición Geltain sincronizada Gelatin reúne los restos de la orgía performance que sublima la relación arte VIP con el Estado. El colectivo austriaco financiado con el erario público, se fotografió presumiendo sus erecciones, “en un giro a los paisajes románticos o fotografías turísticas” efecto que seguramente sufren todos los artistas VIP cada vez que un funcionario les otorga una sala de un museo para que muestren sus intelectualizados genitales. El colectivo y la exdirectora del SAPS derrocharon recursos para hacerle saber al público y a la comunidad artística quién es el activo y quién el pasivo en este performance que supera las ceremonias iniciación de esclavas sexuales. Es importante aclarar que la descripción es parte de la obra de arte que se patrocinó en el SAPS: Los artistas con ropa interior agujerada en el culo, se revolcaron “pintando” con los pinceles que cada uno se metió por el ano, al ritmo de la música en vivo, con el mural de Siqueiros de fondo y en presencia de un selecto grupo de doctorados invitados que disfrutaron el show VIP. El papel “pintado” está colgado en las paredes de la sala, sintetiza el concepto que la dirección de ese museo tiene sobre la obra del Siqueiros.
El taller de Siqueiros albergando las filias y patologías de un grupo de charlatanes curadores que pueden llamar arte a esta clase de cosas porque estamos viviendo un sistema ideológico intelectual que llama arte a lo más abyecto, y le adjudican argumentos filosóficos y académicos que las autoridades son incapaces de refutar por incultura y miedo a ser llamados “censores o represores” El arte VIP tiene secuestrada la voluntad de las autoridades culturales, las universidades y la “intelectualidad”. El museo informa que el colectivo posee una “destacada trayectoria”, indudablemente para pintar con el culo se requiere una especializada formación académica y por supuesto el soporte curatorial con doctorados internacionales.
Espléndido, eso mismo ha sucedido desde hace años en las salas del SAPS y en la mayoría de los museos, los artistas y curadores VIP le “meten” a las autoridades lo que les da la gana, y lo mejor de todo es que disfrutan tanto de esta relación que casi podemos oír decir “Maestro por favor, pónganme la marca de su secta” y en lugar de un tatuaje les montan una orgía escatológica o una instalación de basura y los invitados aplauden. Es el arte oficial que apoyan con becas y promueven, envían a eventos internacionales y se denomina públicamente como “orgullo nacional”. La historia de amor continuará, ya lo prometió su exdirectora al declarar que el INBAL está consiente que debe seguir con el proyecto con la misma sumisión que ha tenido desde hace años. Indudablemente las debilidades del placer y de la carne son irracionales.
Por Avelina Lésper
Escritora, crítica de arte (México)
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