Corría el mes de octubre de 1971. Estábamos en plena campaña electoral. Salíamos de pegatina todas las noches por el FA. Un día el “Negro” Bogado nos juntó y nos dijo: hoy de noche salimos de pegatina por la libertad de Ángela Davis. Y así fue mi primera pintada internacionalista. Tenía 14 años. Pintamos con tarrito y pincel y con las famosas crayolas.
Luego puse un poster en mi cuarto de Ángela con el puño derecho cerrado y con sus motas características que representan el orgullo de ser negra. Mujer negra y comunista.
Por ser un símbolo de la lucha, el FBI la persiguió. Como no podían con ella, montaron una provocación. El 21 de agosto de 1971 ametrallan a George Jackson en el patio de la prisión de San Quintín. Le “plantaron” un arma para justificar el asesinato de otro Pantera Negra, y de paso cañazo acusaron a Ángela Davis de haberla introducido en la cárcel. La llevaron presa y fue absuelta en el año 1973, porque en realidad no tenían pruebas. Así funcionaba la justicia “independiente” en USA.
En nombre del liberalismo, primero echaron de su trabajo a Ángela y luego la tuvieron presa. La solidaridad a nivel mundial la arrancó de las garras imperiales.
Se podrán imaginar la emoción que sentí cuando habló en 18 de Julio frente a la Universidad. El discurso fue una boconada de oxigeno. Un cambio cultural: la mitad de los presentes aplaudían porque entendían el inglés. Los veteranos esperábamos la traducción y aplaudíamos. Las muchachas y muchachos, aplaudían dos veces. La emoción era la misma.
El lunes 26 de marzo compré el libro de Ángela Davis: “Mujeres, raza y clase.” ¡Un librazo!
El 1º de mayo se origina a partir de los sucesos trágicos de Chicago en mayo de 1886. En un juicio amañado y sucio de la “independiente” justicia norteamericana, fueron condenados a diversas penas ocho obreros, cuatro de los cuales lo fueron a la pena de muerte: Spies, Engel, Fischer y Parsons.
Ángela en su libro saca a la superficie a las mujeres negras norteamericanas que lucharon contra las injusticias.
Por ejemplo a: Lucy Parsons
“Lucy Parsons continúa siendo una de las pocas mujeres negras cuyo nombre ha aparecido ocasionalmente citado en las crónicas del movimiento obrero estadounidense.
Pero, casi por regla general, se la describe sencillamente como la “devota esposa” de Albert Parsons, el mártir de Haymarket. Ciertamente, Lucy Parsons fue una de sus más aguerridas defensoras, pero fue mucho más que una fiel esposa y que una viuda enfadada deseosa de defender y de vengar a su marido. Como confirma una reciente biografía escrita por Carolyn Asbaugh, su trabajo periodístico y de agitación en defensa de toda la clase trabajadora se extendió a lo largo de más de sesenta años. La implicación de Lucy Parsons en las luchas obreras comenzó casi una década antes de la masacre de Haymarket y se mantuvo durante otros cincuenta años. Su evolución política fluctuó desde su defensa juvenil del anarquismo hasta su pertenencia al Partido Comunista durante sus años de madurez.
Nacida en 1853, Lucy Parsons ingresó en el Partido Obrero Socialista en 1877. Durante los años posteriores, sus artículos y sus poemas aparecían en el periódico de esta organización anarquista, The Socialist, y, además, se convertiría en una activa organizadora del Sindicato de Mujeres Obreras de Chicago. Su marido fue uno de los ochos líderes obreros radicales detenidos tras los disturbios provocados por la policía el 1º de mayo de 1886 en la plaza Haymarket de Chicago. Inmediatamente, Lucy Parsons inició una campaña de luchas por la libertad de los acusados de Haymarket. A raíz de sus viajes por todo el país se dio a conocer como una destacada líder obrera y como una de las principales defensoras del anarquismo. A causa de su reputación se convirtió en objetivo demasiado frecuente de la represión. Por ejemplo, en Columbus, Ohio, el alcalde prohibió un discurso que debía pronunciar en el mes de marzo, y su negativa a acatar esta orden hizo que la policía la encarcelara. En una ciudad tras otra, (…). La policía de Chicago llegó incluso a arrestar a Lucy Parsons y a sus dos hijos mientras su marido estaba siendo ejecutado. Uno de los agentes hizo el siguiente comentario: “Esta mujer es más temible que mil alborotadores juntos”.
Aunque era negra -(…)- y mujer, Lucy Parsons afirmaba que la explotación global de la clase trabajadora por parte del capitalismo eclipsaba el racismo y el sexismo. En su opinión, las personas negras y las mujeres, por el hecho de ser víctimas de la explotación capitalista, debían dedicar todas sus energías a la lucha de clases en la misma medida que las personas blancas y que los hombres.”
Remata el perfil con una cita del libro sobre Lucy Parsons de Carolyn Asbaugh: “(…) Fue una de las mujeres más grandes de Estados Unidos, valerosa y entregada a la causa de la clase obrera.”
Foto de Portada: Lucy Parsons
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Por el Prof. Gonzalo Alsina
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