El engaño no es igual a la mentira

“Son tiempos complicados para la libertad de prensa en Uruguay” comienza el Editorial del diario “El Pais” este 7 de marzo. Y prosigue “…Uruguay cayó cinco escalones desde la medición del año 2016, ubicándose ahora en el lugar 25 entre 180 países”.  Luego de un desarrollo lastimoso (con el pie que les dio el Senador Larrañaga proponiendo ayudar a la prensa, con dinero, claro) este medio aporta a la campaña electoral cubriendo su responsabilidad de veracidad. La de objetividad ya no existe.

Como de datos ciertos se pueden sacar deducciones falsas, el editorial canjea un error de su periodista por mordaces criticas al jerarca del Estado perjudicado por el mismo. En resumen; cuestiona la libertad de prensa en el país, culpa a los gobiernos del Frente Amplio por “la difícil vida del periodista” y ningunea al presidente de un Ente por reclamar un error del diario. ¡Tres en uno! Otra técnica.

En el mismo diario, el Editorial del 10 de marzo comienza “Están allí, agazapados, esperando que alguna figura de la oposición diga una frase que ofrezca un flanco para lanzarse en bandadas a practicar la descalificación” Basta cambiar el sujeto “la oposición” por “el gobierno” para descubrir la estratagema: victimizar! Esta condición, válida en los sujetos sometidos a situaciones en su perjuicio, no se justifica de ninguna manera en un país con la libertad, medios y recursos para responder con que cuenta “la oposición”. Esto es totalmente válido para el matutino en cuestión que utiliza el mismo procedimiento de victimización empleado para la prensa del primer párrafo.

Haciendo uso de la técnica del título, lindando con la mentira, prosigue “Y si la frase no aparece, entonces se inventa” sin dar un sólo ejemplo!

Luego desarrolla y termina descalificando, cuando no, al Frente Amplio, ninguneando olímpicamente a la mitad de votantes (y más) que lo elige desde hace quince años para gobernar un país cuyas estadísticas internacionales lo posicionan entre los mejores de América…y algunos del planeta.

De todas maneras, se percibe un declive de su convocatoria que, junto al decreciente tiraje en papel, busca compensarse on line. Sobre esta situación nos gustaría ver encuestas, rutinariamente usadas en su praxis periodística de inducción ideológica.

Por Luis Fabre

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