Juntos con México, ¡solitos!, hemos emitido una declaración que mantiene el reconocimiento a Maduro como legítimo Presidente de Venezuela y convoca a las partes a iniciar un diálogo que viabilice una salida política acordada a la recurrente crisis venezolana.
No habrá tal diálogo, Maduro lo aceptó pero Guiró no lo hizo. No busca una salida, busca barrer con Maduro y todo lo que huela a chavismo.
No “hocicamos” con el “Grupo de Lima” que encabeza Almagro y está compuesto por los gobiernos más derechistas del continente. Por quienes son los que alientan las políticas más intervencionistas contra Venezuela.
Tampoco nos refugiamos en el tímido silencio de los 18 gobiernos que se acogieron al mismo. Las posturas agresivas no son mayoría, el grupo mayoritario se calla y consiente con su silencio resignado y medroso.

Únicamente nosotros, con México nos opusimos al almagrismo y terminamos votando en solitario una moción que defiende el principio de No Intervención y reconoce al Presidente electo por el voto popular.
¡Pagaremos por ello! El Amo del Imperio no olvidará esta actitud principista en tanto nosotros, quienes hemos electo a este gobierno que tuvo la valentía de ni callar, ni aullar con la manada, ni siquiera hemos hecho una demostración de apoyo a la postura del mismo.
¿Saben una cosa? ¡Pagaremos por ello! Y ni siquiera nos hemos dado cuenta del valor cívico y la dignidad que entraña esta postura de Uruguay y México.
Yo tengo edad suficiente como para haber vivido una situación semejante. Cuando la CIA armó el golpe de Castillo Armas que derrocó al gobierno progresista de Guatemala el Uruguay tuvo una posición reticente. Terminó por aceptar el hecho consumado pero, dimos asilo a los guatemaltecos exiliados. Entre a ellos a Jacobo Árbez, el Presidente depuesto.
Fue una dignísima posición, el máximo a lo que un pequeño país podía llegar en el marco de la defensa irrestricta del principio de autodeterminación de los pueblos.
Luís Batlle pagó por ello. Desde entonces el aparato de extorsión del Imperialismo Norteamericano comenzó su obra de disciplinamiento.
Nos acogotó comercialmente; nos barrió del mercado de exportación de trigo a Brasil ofertando a precio ruin utilizando la Ley 480 de Excedentes Agrícolas y fomentó una campaña internacional de desprestigio de un gobierno al que sus medios acusaban de corrupto.
En tanto ayudaba a tejer las alianzas políticas que lo derrotaran.
¿Les suena parecido a lo que ha sucedido en nuestros vecinos?
No puedo sostener, y ni siquiera intento insinuar que el gobierno presidido por Don Luís Batlle fuera santo y puro. Pero, lo demolieron.
Creo, y me apresuro a declarar que es una simple presunción mía, creo que Don Luís sabía que la mano del Imperialismo estaba ordenando las piezas para su derrota y que, aceptó callado la misma, con la esperanza de ser perdonado y volver al gobierno en el 62.
Casi lo logra y después, “la vida te da sorpresas; sorpresas te da la vida” la muerte le cerró el paso. Como a Wilson que por este tiempo estaría cumpliendo cien años.
En todo esto hay mucho de suposición de quien era un militante de base que no tenía demasiado panorama en ese entonces pero, se preguntaba ¿por qué no denunciábamos abiertamente en cerco al que se nos sometía?
También, hay años de reflexión acerca de lo vivido en aquellos tiempos. Total, es únicamente una convicción personal.
Y una advertencia: ¡pagaremos por no haber sido sumisos!
Estoy orgulloso de la actitud de mi gobierno. Creo que quien no tiene principios es una ser, o un gobierno despreciable. Pero, como presiento que pagaremos por ello advierto que debemos estar prontos para lo que se nos venga.
¡Tampoco son invencibles!
La condición necesaria es que nos unamos y nos aprontemos para una batalla inevitable. No importa, en realidad si es Maduro, Cuba o Nicaragua, lo que realmente importa es que nos desalineamos. Que hemos desobedecido al Imperio y que nos harán pagar el precio de la desobediencia.
Nuestra respuesta, nuestra única respuesta, es avanzar en el camino de construir una patria socialmente más justa y políticamente más independiente. Actuar como país soberano que somos y cerrar filas detrás de las medidas más progresistas que hemos tomado y que deberemos tomar.
No debemos soñar con un entendimiento con aquellos que hoy azuzan la división del país para volver a ponerle la mano encima al timón.
A mi juicio, y como es mío lo proclamo, no debemos procurar no asustar al centro. Debemos convencer al centro de que el camino es con nosotros y no con la derecha.
El que se apichona, el que se esconde en un rincón rehuyendo la confrontación está de antemano derrotado. Si el espíritu de los frenteamplistas es hacer la plancha tratando de ser “aceptados por todos” no hay nada que hacer sino esperar que la Derecha tome el Poder de nuestras manos temblorosas.
Los medios de desinformación al unísono están soplando sobre brasas que ardieron contra el Chavismo en Venezuela. Persiguen un único fin: volver a la corrupción y la marginación de antes y para ello cuentan con el apoyo imperial. Así como el Imperio de antemano cuenta con la sumisión y la entrega de quienes sustituyan a Maduro.
Esta historia ya tiene un cuarto de siglo porque la oligarquía que gobernaba Venezuela para su propio beneficio, alineada con el Imperialismo, no aceptó nunca las transformaciones que modificaran el reparto inequitativo. Que hicieran algo por los excluidos y marginados.
Venezuela no es un proceso claro, límpido y fácilmente compartible. Pero, con Chávez, por fin le tocó algo a los que nada recibían. Por eso la derecha nativa y el imperialismo atizan las brasas salvadas de los incendios anteriores. Brasas de incendios anteriores que fracasaron pero que no se extinguieron.
Están abiertas las peores posibilidades: la caída de Maduro y su régimen es la menos peor. Se busca, el Imperialismo Norteamericano busca, de cualquier manera terminar con ese foco “bolivariano” y hacerse dueño del petróleo venezolano.
Y de las otras riquezas que ese atormentado país posee, más de la mitad de ellas aún por descubrir y explotar. Por ahora es el petróleo. Para tenerlo claro, más aún que el petróleo lo que se busca, “a como dé lugar” es el PODER.
Liso y llano: EL PODER.
Poder que ejercerán nominalmente gobernantes nativos impuestos pero que ejercerá el Imperialismo Norteamericano.
Declaro que no me siento para nada un ideologizado y dogmático cuando menciono al Imperialismo Norteamericano por su nombre. No estoy pensando con “cabeza de los 60” pese a que me formé en esos años y no desmiento mi origen ideológico.
Es Imperialismo porque pretende ejercer y de hecho ejerce su dominación sobre otras naciones a las cuales tutela y gobierna.
No sé si dentro de quienes me lean alguien seguirá creyendo en la soberanía de países que fueron grandes como Francia, pero, si algo queda de De Gaulle, se estará revolviendo en la tumba. Países que parecen grandes y soberanos pero a los cuales el Imperialismo Norteamericano alinea cada vez que quiere agredir a otra nación o yugular los pujos independentistas de sus semi colonias.
Países que tuvo que venir Trump con sus desplantes de reyezuelo para que todos nos diéramos cuenta de que son tan colonias como nosotros.
Les otorga un grado de autonomía variable en función de sus intereses pero jamás les permite salirse de los límites que les ha impuesto. Y reta y destrata a sus gobernantes que aceptan la humillación. De grado o por fuerza. De un único y fulminante acto o en forma gradual. Lo central es que: UNO MANDA, LOS DEMÁS OBEDECEN.
La diferencia entre el imperialismo de antaño que tenía como base el dominio territorial y los imperialismos modernos es que, en los actuales la ocupación territorial no importa.
Alcanza con el alineamiento político y la subordinación económica. Como el Imperio Romano el gobierno local queda en manos de los nativos. Siempre que estos mantengan firmemente el timón de la dependencia.
Y distingo “Imperialismo Norteamericano” porque no soy tan ingenuo, también chinos y rusos hacen lo suyo. No conozco absolutamente nada de lo otra gran potencia, de la India. Pero, no me hago ilusiones.
Como todas las potencias que registra la historia, el comienzo es la explotación de su propia gente. Y de eso si abemos algo. Esa enorme potencia que es la India alberga y esconde pobrezas impensables. Los sueños de Mahatma Gandhi no iban por ese lado, pero, de esos sueños queda poco.
Un agregadito final que no quiero dejar pasar: Bolsonaro ya empezó la entrega. Se acaba de firmar un acuerdo de “asociación” entre la empresa de aviación brasileña EMBRAER y la gigantesca BOENING. Parejo. Embraer un 20% y la Boening el 80 % restante. Con este acuerdo la Boening no sólo se queda con el suculento mercado de las aeronaves de mediano porte y recorrido del cual Embraer se había convertido en líder. Al punto de ser quien más vendía en los propios Estados Unidos. Se queda con la tecnología que la empresa brasileña había desarrollado por sÍ misma y que, al parecer, era muy avanzada.
Demás está recordar que, quien desarrolla tecnología y capacidad de fabricación para aviones civiles, también la posee para fabricar aeronaves militares.
La modalidad parecer ser: “empresas mixtas”.
Es la que el zorro siempre le propone a las gallinas. Pero, ellas desconfían.
Por Eduardo Platero
27 de enero de 2019
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