Alejandro Domínguez Wilson-Smith, Presidente de la Conmebol, sobrino del yerno de Stroessner, ha dispuesto que la final de la Copa llamada Libertadores de América en homenaje a quienes nos liberaron de España se juegue en España.
Por su parte, Pedro Bordaberry, hijo de Juan María, disciplinó a la Asociación Uruguaya de Fútbol según órdenes de la Conmebol y la FIFA, con una intervención fulminante y dictatorial: aceptan o los desafiliamos. Intervención apoyada por la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales y por los jugadores de la Selección mayor del fútbol uruguayo.
Son resultados categóricos y determinantes. Donde juega el colonialismo todo el mundo boca abajo.
La incógnita es el plazo. Vichy duró cuatro años. Los militares que sucedieron a Bordaberry suavizándole el fascismo, ocho. El virreinato de Elío, uno y medio…
Para el fútbol uruguayo empezó con la intervención una nueva época. Para la Conmebol no hay novedad, la misma oligarquía paraguaya, el hijo de Domínguez Dibb. Para España un pretendido y pretensioso desagravio supuesto de Artigas, Bolívar, Sucre y San Martín. Para Macri un blooper más al centro de la crisis implacable en que sumió a Argentina.
Por José Luis González Olascuaga
Periodista y escritor uruguayo
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