Militares brasileños: “En poco tiempo estaremos libres del PT”

Por Gilberto Lopes

/ La frase es la conclusión del editorial de la Revista de la Sociedad Militar, una publicación que refleja el pensamiento predominante en el sector: “En poco tiempo estaremos libres del PT”, una referencia al Partido de los Trabajadores (PT), cuyo principal líder, el expresidente Luis Inácio Lula da Silva, está preso, condenado por supuesto acto de corrupción, mientras el candidato del partido, Fernando Haddad, disputará con el capitán Jair Bolsonaro, la presidencia de la República en un segundo turno electoral el próximo domingo 28.

El mundo mira incrédulo el segundo turno de las elecciones en Brasil
Por Gilberto Lopes
A una semana de las elecciones, las encuestas seguían dado al candidato Jair Bolsonaro el triunfo en las elecciones del próximo domingo en Brasil, donde se deberá decidir, en un segundo turno, quien asumirá la presidencia de la República el próximo 1 de enero.

Ganador del primer turno con 46% de los votos, Bolsonaro reúne una variopinta gama de extremistas que han hecho de las elecciones en Brasil una preocupación mundial.

Disputará con él la presidencia el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, quien asumió el relevo de la candidatura del que era, hasta entonces, el candidato ampliamente favorito: el expresidente Luis Inácio Lula da Silva. Encarcelado por una condena por corrupción cuyos objetivos políticos fueron quedando cada vez más en evidencia a medida en que ha transcurrido la campaña, Haddad asumió la candidatura del PT y obtuvo 29% de los votos en el primer turno, hace tres semanas.

El fin de semana pasado dos encuestas confirmaban el favoritismo de Bolsonaro, pero con resultados distintos. La de Datafolha le daba 59% de las preferencias, contra 41% de Haddad. Ya VoxPopuli/CUT, la que mejor acertó en el primer turno, daba un resultado mucho más estrecho: 44% para Bolsonaro, 39% para Haddad, con 12% de blanco y nulos y 5% de “no sabe” o “no respondió”. O sea, un resultado aun por definirse.

Escenario rabioso
Lo que ha hecho de esta elección motivo de particular preocupación internacional es un escenario rabioso que han ocupado los partidarios de Bolsonaro, estimulados por el propio candidato, capitán de la reserva militar, y por su candidato a la vicepresidencia, el general Hamilton Mourão. Ambos son entusiastas apoyadores de la dictadura militar que asumió el poder en Brasil en 1964 y públicos defensores de la tortura y de reconocidos torturadores de ese período.

El escenario político brasileño, en todo caso, no depende solo de las elecciones presidenciales y se ha ido dibujando con más claridad una vez conocida la integración del parlamento, que el periodista Breno Costa describe bajo el título de “El ejército bolsonarista”.

El discurso rabioso del sargento Fahur, el más votado en el sureño y rico estado de Paraná tiene un éxito notable en las redes sociales, con casi tres millones de likes, afirma Costa. Sus posts “incluyen anatemas civilizados, como ‘a los vagabundos los trataremos con palo en el lomo y bala en el culo’”.

Paraná es un bastión del nuevo conservadurismo brasileño, recuerda el periodista. “De allá viene también para la Cámara el periodista Paulo Martins, un joven de 37 años que adopta uno de los discursos más radicales de la derecha brasileña”.

“La tropa de choque del bolsonarismo en Paraná está conformada también por otros dos jóvenes de 27 años, potenciales gladiadores del combate a la izquierda ‘depravada’ en los salones de Brasilia”. Son Felipe Francischini, hijo del delegado de la policía federal Fernando Francischini, al que Costa califica de “uno de los artífices de la campaña de Bolsonaro”, y Felipe Barros, un abogado que se define como “conservador, de derecha”, que defiende al reducción del Estado, el liberalismo económico y la iniciativa privada, así como “defensor de la vida, de la familia y de los niños”.

Casi ocho millones de electores votaron en los 52 candidatos del Partido Social Liberal (PSL), el de Bolsonaro, elegidos para el congreso en las pasadas elecciones, transformado una bancada prácticamente inexistente en la segunda mayor, solo detrás de la del PT, con 56. El congreso federal brasileño tiene 513 diputados.

Pero la bancada bolsonarista es, en realidad, mucho mayor, ya que se le pueden sumar representantes de diversos otros partidos que integran lo que, en Brasil, se conoce como la bancada de las tres B: buey, bala, biblia. La primera es la de los ruralistas, representante del agronegocio, un sector violento que verá su espacio agrandado si Bolsonaro triunfa. La de la bala está integrada por los que creen que el problema de la violencia se resolverá con más violencia. Bolsonaro ha hecho campaña reivindicando esa violencia y se hizo viral una foto suya, con una niña en brazos, haciendo con los dedos como si estuviera disparando una pistola. Y, finalmente, la bancada de la biblia, los neopentecostales que han crecido enormemente en Brasil, conformando, entre los tres, una bancada que el Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria (Diap) estima en 233 representantes.

Privatizaciones
Con la promeso de liquidar la deuda pública, Bolsonaro y su anunciado ministro de Hacienda, el economista Paulo Guedes, proponen vender lo que se pueda de las empresas públicas, en particular las enormes reservas de crudo del llamado pre-sal, que transformaron Brasil en una virtual potencia petrolera. Ya se vendió la empresa área brasileña, Embraer, y el gobierno actual ha avanzado también en la privatización de la petrolera nacional, Petrobrás.

El año pasado, el gobierno que asumió luego del golpe parlamentario contra Dilma Rousseff, gastó en el pago y refinanciamiento de la deuda pública más del doble de lo invertido en educación, salud y programas de asistencia social, como la Bolsa Familia, según datos del órgano de Ejecución Presupuestaria del Gobierno Federal, de diciembre del 2017.

La deuda pública brasileña se acerca a 80% del Producto Interno Bruto, a cerca de 1,1 millón de millones de dólares, y el año pasado creció un 14,3% con respecto al año anterior, de acuerdo con el Tesoro Nacional.

Apoyo y resistencia
Las particulares condiciones de la disputa han llamado la atención internacional hacia la campaña presidencial brasileña. La semana pasada provocó sorpresa, especialmente en Chile, la reunión de la senadora Jacqueline Van Ryselberghe, presidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), uno de los partidos de gobierno de ese país, con Bolsonaro, en su apartamento en Rio de Janeiro.

Es “una vergüenza la visita de Jacqueline Van Rysselberghe, Presidenta de la UDI a Bolsonaro. Es una ofensa a todos los demócratas chilenos y a las mujeres chilenas… Sobre ellas sus declaraciones son tan ofensivas como la de los DDHH”, escribió el periodista chileno Jorge Andrés Richard.

Como contrapartida, se publicó un “Manifiesto Internacional contra el fascismo en Brasil” en el que se afirma que “el candidato de la extrema derecha defiende abiertamente los métodos violentos utilizados por las dictaduras militares, incluyendo torturas y asesinatos”.

Un documento que fue firmado, entre muchos otros, por el senador norteamericano Bernie Sanders; por el expresidente francés François Hollande y Dominique de Villepin, exprimer ministro de ese país; por el socialdemócrata alemán Martin Schulz, expresidente del Parlamento Europeo; por Massimo D’ Alema, exprimer ministro italiano; por la expresidente argentina, Cristina Fernández de Kirchner y el expresidente uruguayo, José Mujica, y los economistas Thomas Piketty y Yanis Varoufakis, exministro de Economía griego, o Dani Rodrik, profesor de la Universidad de Harvard.

Varoufakis también aparece en la lista de economistas que lanzaron un manifiesto a favor de Haddad, entre los cuales está el norteamericano George Akerlof, premio Nobel de economía en 2001 y marido de Janet Yellen, expresidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos.

Los firmantes de este manifestó –afirmaron– “tienen posiciones distintas sobre economía; algunos son, inclusive, críticos contundentes de las políticas económicas adoptadas por los gobiernos del Partido de los Trabajadores. Lo que está en juego ahora, sin embargo, es el régimen democrático brasileño y las instituciones del estado de derecho”.

Política exterior
En ese clima tenso, no podía quedar fuera del debate la política internacional, con los militares cercanos a Bolsonaro reiterando la visión del período de la Guerra Fría, con alusiones a Cuba y a los “comunistas”.

Consultado sobre su posición frente a Venezuela, Haddad adelantó una visión sobre sus políticas en esta materia.

Cuando el entrevistador le preguntó cual era la posición del PT sobre Venezuela, respondió: – ¿Qué sentido tiene esto? Estoy compitiendo posiblemente con el mayor verdugo que ya tuvo este país. Él lo dice con la mayor naturalidad. Y la prensa ahora lo popularizó: es “Bolsonaro paz y amor”. ¿Qué pasa en la cabeza de las personas? Con 26 años, en 1989, publiqué mi primer libro, que es una crítica, de la primera a la última página, a los regímenes autoritarios de izquierda. Hace casi 30 años. No es de hoy que me decidí a firmar el manifiesto por la democracia. Bolsonaro es lo contrario. Desde que se dio a conocer defiende la dictadura. Entonces crea el fantasma de Venezuela para tratar de cambiar la señal del juego. Yo no tengo compromiso con ningún régimen autoritario.

–Pero no voy a declarar la guerra al vecino. No voy a permitir la instalación de una base militar norteamericana aquí. A los Estados Unidos le importa un comino la democracia en el mundo. Lo de ellos es el petróleo. Este desmadre tiene mucho que ver con el descubrimiento del pre-sal (las enormes reservas descubiertas del crudo frente a las costas de Rio de

Janeiro y Espíritu Santo, en Brasil). Enfrentar a Brasil y Venezuela, que son los dos países con mayores reservas petrolíferas del subcontinente?, se preguntó.

La candidata a la vicepresidencia por el PT es la diputada por el Partido Comunista Manuela D’Avila.

Quien acompaña a Bolsonaro en la papeleta es el general Hamilton Mourão. Bolsonaro dejó el servicio activo en 1988, después de verse involucrado en protestas por el aumento del salario de los militares. Mourão lo hizo en febrero de este año y fue elegido presidente del Club Militar. En su último discurso como militar activo, en el salón de honor del Comando Militar del Ejército, en Brasilia, hizo una referencia elogiosa al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, un reconocido torturador durante la dictadura militar que se instaló en Brasil en 1964 y que Mourão admira.

El coronel Ustra es el mismo a quien Bolsonaro recordó cuando daba su voto público, en el Congreso, a favor de la destitución de la presidente Dilma Rousseff. Bolsonaro se refirió al “terror de Dilma Rousseff”, recordando al coronel que comandaba uno de los órganos de represión de la dictadura, conocido por el gesto de llevar hijos pequeños a ver a sus padres torturados.

Mourão ya había causado polémica cuando, siendo comandante militar en Rio Grande do Sul, dio declaraciones amenazando con una intervención militar si el Poder Judicial no condenaba a los acusados por corrupción en Brasil. En la mira estaba ya Lula, luego condenado e impedido de ser candidato en unas elecciones en las que era el amplio favorito de todas las encuestas.

Desaparecer el PT
En este clima político, las elecciones en Brasil han despertado el temor (o el entusiasmo)  de quienes rechazan o apoyan una salida de este tipo para la situación política del país.

Pero una nueva dictadura militar no parece estar en el horizonte del ejército, de acuerdo con lo publicado por la Revista de la Sociedad Militar. Las instituciones han sido probadas hasta el límite, dice el editorial. Los militares oyen, desde hace años, los pedidos de una intervención “hechos por una sociedad desilusionada, acorralada, que no creía ya posible expulsar por medio del voto a los criminales de los palacios”. Según la revista, las encuestas que habían encargado daban como resultado que más de un tercio de la sociedad aprobaba una intervención de este tipo.

Sin embargo, “los militares resistieron, sabían que si tomaban nuevamente el control de la situación se corría el riesgo de condenarnos a un eterno ‘replay’, a mantener la sociedad en una especie de adolescencia política, siempre dependiente de un hermano más viejo para socorrerla en los momentos de crisis”.

En opinión de la revista, los militares superaron esa prueba, resistieron a los llamados para intervenir y lograron que “la sociedad fuese la protagonista de este momento mágico por el cual estamos pasando”.

Y concluye: “La sociedad brasileña –lo decimos con mucho orgullo– no se resume a una gran mancha petista que se mueve hacia un lado u otro de acuerdo con las órdenes de sindicalistas y agitadores profesionales. Surgen pruebas gravísimas de financiamiento extranjero de actividades de partido y otros crímenes inadmisibles, cuyo resultado es la extinción de la sigla”.

Y luego viene la amenaza final: –En poco tiempo estaremos libres del PT.

Para eso las esperanzas no están puestas en otro golpe militar, como lo señala el editorial. En texto atribuido por la revista al general Mourão, la semana pasada, este señalaba que “una intervención militar ahora interrumpe el proceso electoral…la interrupción del proceso electoral haría que, en el período en que no hubiese elecciones, la izquierda iría para las puertas de las fábricas, para la puerta de las escuelas, para los campus universitarios, hablar mal de los gobiernos militares… Eso es todo lo que ella quiere. La izquierda ya está muerta y no va a ganar las próximas elecciones”.

Encuestas
Los militares brasileños están convencidos de que la sociedad no ve las declaraciones de los generales como una amenaza para la democracia, según otro artículo publicado el pasado 11 de octubre.

En vísperas de la decisión del Supremo Tribunal Federal sobre la concesión de habeas corpus a Lula que, si rechazada, como realmente ocurrió, lo llevaría a la cárcel, el comandante del ejército, general Eduardo Villas Bôas, publicó en su página una nota de “repudio a la impunidad”. Una afirmación considerada por diversos sectores como una presión sobre el tribunal y un paso más allá de lo que correspondía a las fuerzas armadas.

La declaración del comandante fue seguida por la de otros generales, poniéndose a las órdenes para actuar. Uno de ellos fue general Paulo Chagas, candidato no electo a gobernador del Distrito Federal, pues quedó en cuarto lugar. En abril, conocida la posición del general Villas Bôas, Chagas escribió: –Caro comandante, amigo y líder. Reciba mi respetuoso y emocionado saludo militar. ¡¡Tengo la espada al lado, la montura equipada y el caballo trabajando. Aguardo sus órdenes!!

El general Geraldo Miotto, que encabeza desde marzo el importante Comando Militar del Sur, escribió, por su parte: –Comandante, ¡estamos juntos, en la misma trinchera! ¡Pensamos de la misma forma! ¡Brasil por encima de todo! ¡Acero!

El exProcurador General de la República, Rodrigo Janot escribió: –Esto, definitivamente, no es bueno. Se fuera lo que parece, otro 1964 será inaceptable.

El ejército publicó informaciones sobre una encuesta en la que se indicaba que 80% de la población confiaba en las fuerzas armadas. “Al contrario de lo que los medios de prensa intentan mostrar, el nivel de confianza de la sociedad en los militares ha aumentado”, afirmó la revista Sociedad Militar. Apoyo que atribuyó al aumento de la criminalidad y a la incapacidad de la clase política de enfrentar el problema, pero también a la gran aceptación de los discursos de militares como Villas Bôas, Mourão y otros.

El artículo menciona que en septiembre del 2017 los militares analizaron varios textos publicados en grande medios de comunicación. Citan, en especial, el artículo de la columnista del conservador diario O Globo, Miriam Leitão, “La cuestión militar: Ejército refuerza amenaza al país con lo dicho por el Alto Comando”, y concluyen que las críticas planteadas ahí no tienen apoyo de los lectores.

Con el segundo turno de las elecciones en pleno desarrollo y en vísperas de las elecciones del próximo 28 de octubre, el editorial de la revista afirma que “El Partido de los Trabajadores ya sabe que perdió las elecciones”, y agrega que “el PT no sabe perder, pretende ahora perpetuar en el país un ambiente de discordia y desconfianza”.

Las encuestas siguen dando ventaja a Bolsonaro, pero las cifras varían, sin descartar un triunfo de Haddad. Caso se confirme el triunfo del candidato militar, el intento de liquidar el PT como partido político está planteado. Un triunfo de Haddad podría, por el contrario, crear una situación de ingobernabilidad, agravada por la conformación del parlamento, mayoritariamente conservador.

Por Gilberto Lopes
Escritor y politólogo, desde Costa Rica para La ONDA digital
gclopes@racsa.co.cr

Foto: El Tiempo (Colombia)

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