“The Post”: Las intrigas del poder

La mentira, la intriga, el ocultamiento y el intento de conculcación de la libertad de un sistema de aviesas implicancias autoritarias son los ejes temáticos de “The Post: los oscuros secretos del Pentágono”, el desafiante film del ya mítico realizador norteamericano Stevel Spielberg.

Esta película nominada al Oscar 2018, recrea uno de los casos más célebres de denuncia periodística en los Estados Unidos de la década del setenta del siglo pasado, que enfrentó a un diario con el gobierno encabezado por Richard Nixon, quien en 1974 renunció a la alta magistratura a raíz del escándalo de Watergate.

Combinando el thriller con la intriga política, esta película desnuda una de las maquinarias más perversas de poder y de dominación de la opinión pública mediante la mentira.

En este caso, el objeto de ocultamiento es la sangrienta Guerra de Vietnam, que devino, en 1975, en la primera y más humillante derrota militar de los Estados Unidos.

Se trata, obviamente, de la reconstrucción de uno de los hitos fundamentales de la historia del siglo XX, que es exhumado por uno de los cineasta más talentosos y versátiles del presente.

Parece redundante referiste a la extensa carrera de Steven Spielberg, que, en el recurso de más de cuatro décadas de creación artística, ha brillado con luz propia en el género de aventuras, en ciencia ficción, en el cine histórico y en el drama.

Más allá de eventuales controversias, Spielberg se ha desempeñado con idéntica solvencia en producciones destinadas únicamente al pasatiempo y en productos de alto valor testimonial, como la inconmensurable “La lista de Schindler” (1993) o el estupendo film bélico “Rescatando al soldado Ryan” (1998), entre otros.

En esta oportunidad, el creador aborda un tema de alto impacto que se inspira en la realidad, con su habitual sapiencia para la construcción narrativa y para la dirección de actores.

El núcleo del relato es el enfrentamiento entre el gobierno de Richard Nixon y el diario The Washington Post, a raíz de la publicación de documentos desclasificados que denuncian las mentiras de varias administraciones norteamericanas con respecto a la Guerra de Vietnam.

Si bien el material fue inicialmente difundido por The New York Times, el film se centra en la odisea judicial del Post, que defendió ante los estrados judiciales su legítimo derecho a informar.

En ese contexto, los protagonistas de esta película son Kay Graham (Meryl Streep), directora del rotativo, y Ben Bradlee (Tom Hank), quien encarna al editor de un periódico que estremeció las estructuras de poder del imperio.

Ambos, junto a su equipo de colaboradores, se transforman a la sazón en los abanderados de la libertad de prensa y en protagonistas de uno de los mayores desafíos al poder de la historia del siglo pasado.

Si bien el relato tiene un abordaje si se quiere algo maniqueo, igualmente deviene en testimonio sobre los sórdidos engranajes de un estado decidido a imponer su visión sobre la realidad y a silenciar eventuales voces disidentes.

No en vano este enfrentamiento transcurre durante la presidencia de Richard Nixon, uno de los mandatarios estadounidenses más conservadores y rabiosamente derechistas de todos los tiempos.

Incluso, su propia renuncia en 1974 a raíz del escándalo de espionaje político conocido como Caso Watergate, corrobora el abusivo ejercicio del poder que caracterizó a sus dos mandatos.

Más allá de meros ejercicios éticos, la película confirma la intrínseca relación que siempre ha existido entre algunos medios de prensa y el poder político.

Empero, valora los encomiables principios de un equipo de periodistas encabezados por la propia directora del diario, que no cedieron a las presiones del Pentágono y siguieron adelante con su campaña de denuncias.

En este largometraje, la referencia al conflicto bélico se limita a los primeros minutos de la narración, que transcurren naturalmente en el campo de batalla y dan cuenta de cómo los corresponsales de guerra se las ingeniaban para informar en condiciones particularmente adversas.

Por el contario, el meollo de esta historia real es sí la batalla política y judicial entre la verdad y la mentira, con la espada de Damocles de la censura pendiendo sobre el renegado diario.

El film, que recrea naturalmente la historia real, corrobora la existencia de serias limitaciones a la libertad de prensa en un presunto estado de derecho, lo cual pone en tela de juicio el concepto mismo de democracia.

Steven Spielberg administra con superlativa sabiduría la tensión de esta crucial confrontación, entre una suerte de estado gendarme y un diario, en una época de auge de los medios impresos.

En ese contexto, el film recupera la memoria de uno de los hitos más oscuros de la historia de la potencia imperial, que no satisfecha con sembrar el terror con sus bombardeos en Vietnam también manipuló perversamente a la opinión pública de su país.

Aunque está lejos de ser uno de los mejores títulos de la extensa filmografía de Spielberg, “The Post: Los oscuros secretos del pentágono” es una película valiente, osada y aleccionadora.

La actuación de la pareja central integrada por los talentosos y galardonados Meryl Strepp y Tom Hank coadyuva también a transformar a esta producción en una propuesta de alto valor cinematográfico, acorde con la brillante filmografía de su autor.

En el epílogo, no pasa inadvertida una poco subliminal referencia al escáldalo de Watergate, del cual también fue protagonista el diario de marras.

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

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