CINE |“Las horas más oscuras”: Peligro supremo

La tensión, el temor, la duda, la angustia y la valentía para enfrentar una guerra desde un espacio de decisión constituyen la clave de la propuesta de “Las horas más oscuras”, el film biográfico del realizador inglés Joe Wright, que indaga en la personalidad del polémico primer ministro británico Winston Churchill.

El cineasta británico, cuya filmografía incluye valiosos títulos como “Orgullo y prejuicio” (2005), “Expiación” (2007) y “Anna Karenina” (2012), recrea en esta oportunidad uno de los momentos más removedores de la historia durante la sangrienta Segunda Guerra Mundial.

La película está ambientada en 1940, en momentos de una imparable ofensiva de la Alemania nazi en Europa, que amenaza con anexar a Francia y aniquilar literalmente al ejército británico que combate fuera de su territorio.

En ese momento tan singular y con la perspectiva de una invasión de tropas germanas a las Islas Británicas, el Rey Jorge VI (interpretado por Ben Mendelsohn) adopta la decisión de designar a Winston Churchill (Gary Oldman) como primer ministro, a los efectos de afrontar las horas más oscuras, como lo afirma el título original del film.

Obviamente, la medida fue duramente resistida incluso por los políticos del oficialista Partido Conservador, quienes cuestionaban el pasado y la irascible personalidad del nominado.

En ese contexto, el film se centra precisamente en la peripecia del político al frente de Gran Bretaña, cuando casi toda Europa estaba bajo la hegemonía de la Alemania nazi.

Desde el comienzo, la película analizar minuciosamente las intrigas palaciegas de la clase política que parece vivir en un limbo y no comprender la dimensión de la amenaza.

La película es pródiga en la descripción de los conciliábulos y las luchas intestinas, en un momento de indudable crisis de liderazgo para afrontar a un poderoso enemigo resuelto a imponer su supremacía sobre todo el continente.

Empero, el relato es un auténtico retrato del personaje evocado, su exacerbado personalismo, su temperamento intransigente no exento de autoritarismo y su firmeza para tomar las decisiones que era menester en una situación de emergencia.

Mediante una detallada y esmerada reconstrucción de época que no deja ningún aspecto librado al azar, el director Joe Wright y el guionista Anthony McCarten reconstruyen a la Londres de la década del cuarenta, semi-destruida y parcialmente desolada por los implacables bombardeos de la aviación alemana.

En todo momento, se percibe y hasta respira la tensión de un país agredido y que se prepara para defender su territorio a cualquier precio, tal cual lo reclama el propio Churchill.

Con una atinada visión de contexto, ambos cineastas construyen un oportuno paralelismo entre la situación expectante en Gran Bretaña y la Batalla de Dunkerque, tal bien recreada en el film homónimo del cineasta Christophen Nolan.

Como es notorio, la Batalla de Dunkerque se dirimió con un dantesco saldo de más de 30.000 muertos, a un año de iniciadas las hostilidades, entre el 26 de mayo y el 4 de junio de 1940, en la ciudad portuaria francesa del mismo nombre situada al Norte, en la región de Alta Francia.

En ese espacio geográfico, tropas francesas y británicas soportaron –a duras penas- el irresistible asedio del ejército nazi, que ya se había apropiado de todo el territorio galo.

En ese contexto, los aliados –que quedaron cercados en la costa con el mar a sus espaldas-emprendieron la denominada Operación Dinamo, un complejo proceso de evacuación que permitió el rescate de más de 200.000 soldados británicos y de 100.000 franceses y belgas, con la participación incluso de barcos civiles.

No obstante, el éxito de la operación –que fue una de las más impactantes del histórico conflicto bélico- dependía de una urgente toma de decisiones, cuya responsabilidad estuvo a cargo precisamente de Churchill.

Mediante una presentación cronológica que respeta el orden de los acontecimientos, el relato indaga en las psicologías de los personajes, sus ambiciones, sus temores y sus incertidumbres.

Si bien se podría interpretar que la película glorifica en buena medida al personaje, las resonancias de su actuación pública justifican plenamente un abordaje de esta naturaleza.

Intercalando algunos fragmentos documentales, lo cual otorga mayor realismo a la propuesta, la película discurre entre el drama y obviamente el testimonio.

Empero, Joe Wright no soslaya en modo alguno la interna familiar del protagonista, que en todo momento revela la tensión de la situación límite afrontada por el político.

La agudeza de los diálogos sumada a .la complejidad de una coyuntura sin dudas dramática, contribuyen a transformar a esta película en un producto cinematográfico que excede el mero propósito del pasatiempo.

En ese marco, el espectador se siente dentro del laboratorio de la guerra, donde se elaboraban las estrategias para afrontan a un enemigo sin dudas superior en número y armamento.

El film reflexiona también sobre el nacionalismo exacerbado, un componente crucial para que Gran Bretaña defendiera sus fronteras de la inminente agresión externa.

Esta película, que tiene cinco nominaciones al Oscar, cuenta con un reparto actoral de alto nivel interpretativo, en el cual se luce ampliamente Gary Oldman en el papel protagónico.

“Las horas oscuras” es un drama biográfico de  fina elaboración, que destaca por la contundencia de su planteo, por su rigor histórico y por la crudeza de sus imágenes.

 

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

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