Hoy, más que ayer pero menos que mañana, le extrañamos

La cuestión de un periodista comprometido con su sociedad no estriba únicamente en escribir bien, sin excesos y yendo al centro de l asunto a tratar. No. A eso hay que sumarle pasión, contención – para que aquella no se desborde – y oportunidad.

El señor Raúl Legnani, periodista, maestro y compañero, supo tener todas esas cualidades, de las que hizo gala en el transcurso de una vida tan ajetreada como intensa.

Hoy, más que ayer pero menos que mañana, le extrañamos. Hallamos un vacío difícil pero imperioso de ser llenado con personas que se atrevan a dar lo mejor de sí para conjuntar tantas cualidades, sin que falte una pizca de picardía.

El colega Legnani era, asimismo, un hombre de silencios. Porque a la oportunidad no la hace la genialidad sino una prudencia ganada en mil batallas.

No basta escribir bien, no. Para que un periodista crítico, vamos, digámoslo sin eufemismos: uno de izquierda sea tal hace falta además, pero especialmente, arrojo, templanza y vocación de salir al descampado sin otras armas que la razón, la conciencia moral y el deber ético que la profesión, y nuestra cosmovisión, manda.

Raúl Legnani, periodista, maestro, compañero y hombre de silencios es – porque sigue vivo en la memoria personal y colectiva – paradigma de lo que hoy ralea, de lo que hoy a veces desespera no hallar saliendo de las trincheras de la comodidad y el anonimato para dar razón, vale destacarlo e incluso ampliarlo, a los postulados caros a la razón sensible y a la solidaridad, desde nuestras tribunas, desde nuestros propios campos de batalla.

Se nos dirá, y con razón, que ya son cientos de hombres y mujeres del periodismo que han perdido sus lugares de trabajo, por las más diversas razones. Y es cierto. Pero igualmente apelamos – para nosotros, también, claro está – a que asome la osadía, a que sintamos el dolor del otro, del diferente, del necesitado y pensemos, por un instante, qué haría Raúl o, mejor dicho qué no haría por denunciarlo en el momento oportuno, con las palabras justas.

Nos faltan Legnanis…

Tal vez nosotros mismos nos hemos anquilosado en la trinchera de los recuerdos. Veremos qué nos dice nuestra conciencia. Raúl está en ella.

 

Por Héctor Valle
Periodista y analista social

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