Cuando ustedes escuchen estas palabras, yo estaré muy lejos. No es una canción romántica, ni una voz en off en un telefilm, ni el principio de una novela de intriga. Cuando ustedes escuchen estas palabras, yo estaré en un avión sobre el océano Atlántico, camino de Chile.
La escritora Almudena Grandes ha escrito una emocionante reflexión —titulada ‘Brindis’, en la Cadena Ser—, en la que repasa los múltiples motivos por los que, desde la soledad de un vuelo hacia Chile, brindará este viernes por Cataluña.
No sabré qué ha pasado en el Parlament ni en el Senado, si se ha proclamado la independencia, el 155, o ambas cosas o ninguna. Lo que sí sé es que en ese avión habré bebido una copa de cava catalán, que me habrá gustado tanto como siempre. Y yo sola, en silencio, desde el cielo, habré brindado por todos los catalanes que han sido fundamentales en mi vida.
Por Ana María Matute, por Juan Marsé, por Jaime Gil de Biedma, que me enseñaron a escribir y a pensar. Por Bigas Luna, que me enseñó a ser quien soy. Por Antonio López Lamadrid, mi primer editor y el mejor que cualquier autor habría podido soñar. Por quienes se fueron y por quienes siguen a mi lado.
Por Juan, por Natalia, por Alejandra, a quienes mis libros deben tanto como a mí. Por Rosana, que vive en Barcelona porque allí supieron recuperarla de la enfermedad gravísima que estuvo a punto de robarme una amiga. Brindaré por todos los días de sol, por todos los lugares donde he sido feliz. Por Sitges, donde me enamoré de un andaluz. Por una casa de la calle Iradier en la que entré sin saber qué iba a ser de mí y de la que salí convertida en una escritora. Por todos los Sant Jordi que he vivido, y por los que me quedan por vivir.
Pase lo que pase, tengo muchos motivos para brindar por Cataluña. Y nada, nadie podrá arrebatármelos nunca.
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«Nos estamos jugando que la extrema derecha resucite»
«Miro hacia atrás y me asusto al comprobar el número de errores que he cometido al analizar el proceso catalán. A veces he pensado incluso en dejar de escribir columnas, porque no se puede analizar lo que no se entiende y ha habido momentos en los que no he entendido nada. Es cierto que no soy la única que se ha equivocado, más cierto aún que equivocarse ha sido inevitable ante bandazos como los de Ada Colau, que un día apareció como la khaleesi de los alcaldes independentistas, en una escenografía ciertamente memorable, y a la hora de la verdad pidió que no se declarara la independencia, o la deriva del propio Puigdemont, capaz de elevar a sus seguidores hasta el cielo para dejarlos caer en el barro en menos de un minuto.
A riesgo de equivocarme otra vez, creo que los últimos acontecimientos prueban que nos hallamos a merced de dos gobiernos muy semejantes, separados por una diferencia fundamental. El que preside Rajoy es nefasto, autoritario, encubridor de sus propias corrupciones y profesional. El que preside Puigdemont es nefasto, autoritario, encubridor de sus propias corrupciones y aficionado. El último adjetivo inclinará la balanza, pero los otros tres son mucho más importantes.
La izquierda se equivoca al anteponer el sentimentalismo facilón de las banderas a su propia ideología en un panorama tan incierto que ya, lo de menos, es la independencia de Cataluña. Lo que nos estamos jugando es que la extrema derecha resucite, que el radicalismo se acuerde de la lucha armada y que lo malo se convierta en lo peor. Ojalá me equivoque una vez más».
Por Almudena Grandes
Escritora española
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