En esta saga nos hemos propuesta no seguir ninguna otra agenda que la nuestra. En especial no seguir la agenda de los medios opositores, los tres canales privados al aire, El País, El Observador, Búsqueda, ampliamente dominantes, pero tampoco de los muy pocos oficialistas ni de los públicos, falsamente neutrales, porque ser “neutral” en una correlación de fuerzas tan abrumadora es estar, en los hechos, muy resueltamente a favor de los primeros.
Entendemos perfectamente la presión de los medios opositores contra los medios públicos y que esa misma abrumadora correlación les permite, precisamente, neutralizarlos, pero además de la periodicidad que define literalmente al periodismo, las noticias en el sentido de “lo nuevo” brillan por su ausencia en las agendas dominantes. Entonces seguirlas sería acotar a un costo muy fugaz la posibilidad de respuesta a las cuestiones de fondo. No hay nada nuevo sin archivo. “Nada nuevo bajo el sol” culminaba todas sus notas Gutiérrez Cortínas, que dedicaba a demostrarlo. En el periodismo de fútbol, por ejemplo, esta semana fue pródiga en la vorágine de sensaciones sobre su política. Sin embargo, algo de nuevo, de fondo, se puede constatar en este último medio año del devenir gremial de los futbolistas.
Se está en un momento en el que todavía nadie asume ir un paso más allá de lo reivindicativo, que además cambia de reivindicaciones cuando las más concretas tardan en lograrse, amenazando un desgaste y se vuelcan a problemas estructurales de la sociedad, de mayores implicancias de poder que nadie quiere asumir.
Todos se apresuran a negar querer poder, pretender alcanzar posiciones decisivas en toda la cancha de la lucha. ¿Será porque cuando los jugadores lo hicieron fueron muy atacados precisamente por eso, por jugar también como empresa, por disputarla libra de Shylock y, lo más difícil e importante, por hacer política cuando fue necesario, partidaria incluso, por declaración u omisión, sin complejos?
Puede ser. Una lectura sesgada de la historia tal como la contaron los medios, lleva a que haya que aprehenderlo todo de nuevo y quién sabe hasta dónde se va a poder.
Uruguay va a clasificar a Rusia. Mundialistas con destaque por tercera vez consecutiva, pero es el resultado de muchos años de planificación, de unidad y de hacerse cargo, incluso de la política, más allá de las responsabilidades asignadas. Como contrapartida, también son muchos años de olvido programado y desmemoria adolecida. No parece que aguarden días mejores si este ciclo, o esta oleada, de verdad se termina.
(continúa)
Por José Luis González Olascuaga
Periodista y escritor uruguayo
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