# FIDEL: “URUGUAYO ¿TE ANIMÁS A HACER UN ASADO?”

Alcira Legaspi es maestra, especializada en pre escolares, autora de varios libros e investigaciones sobre esta especialidad. Fue, además,  integrante del Comité Central del Partido Comunista de Uruguay y secretaria de Educación del mismo. Fue la esposa de Rodney Arismendi, secretario general del PCU.

Alcira, usted conoce a Fidel Castro desde el principio de la Revolución, ¿verdad?
-Sí, efectivamente, en 1964  yo trabo una mayor relación. A partir de ahí tuve mayores oportunidades de conversaciones directas con él, así como estrecho mis relaciones con Raúl Castro y con su esposa Vilma Espín.

Esta entrevista se publicó por primera vez en el Nº 300 – 08/08/06,  Alcira Legaspi,  falleció el 19 noviembre de 2010.

-Usted lo conoció directamente…
-Sí, sí. En 1964 se realiza una reunión de los Partidos Comunistas de América Latina. Delegados de nuestro partido fueron los compañeros Rodney Arismendi y Alberto Suárez. Fuimos invitadas las compañeras Rita Ibarburu y yo para que acompañáramos a nuestros esposos. Aunque no participábamos de reuniones de los partidos de América Latina, estábamos en el entorno de otras instancias no oficiales. Y ahí yo estuve con Rodney en la casa de Raúl Castro, conocí a sus hijos desde chiquitos, a uno de ellos en la cuna, y en esas circunstancias estuvimos muchas veces con Fidel.

 Hubo un hecho anecdótico si se quiere, muy significativo de todo el entorno de ese momento, del estilo de relación de Fidel con las delegaciones y directamente con nosotros. Fidel lo azuza a Arismendi en polémica con el Che sobre las capacidades de hacer un gran asado. Entonces alcira-arismendi-280Fidel le dice: «vos uruguayo ¿te animás a hacer un asado?» Y Arismendi le contesta, «Bueno, si me das uno de tus novillos, buena carne, yo me animo a hacerlo». Se armaron parrillas especiales y Arismendi, por su vinculación permanente con la industria de la carne y con los obreros, enseñó a hacer cortes en la res, distintos de los que estaban acostumbrados a hacer los cubanos. Hizo una parrillada para más de cien personas.

  Acá tengo las fotos, están en el archivo de la Fundación: las parrillas, el asado. Cuando culmina la reunión de los partidos, mientras se redactaba la Resolución Final, en ese predio muy grande donde estaba la casa, se hizo una impresionante fogata, se hicieron las brasas, y un asado para más de cien personas. Allí conversamos, bromeamos, con Fidel, con Raúl, el Che, Vilma, toda la plana mayor de la dirección del Partido Comunista de Cuba y también los dirigentes de todos los partidos comunistas de América Latina.

 En esos momentos, para que se vea el esfuerzo que tuvo que hacer la Revolución para marchar adelante, los delegados de América Latina, aun los de Venezuela y Colombia, tenían que ir a Moscú para poder llegar a La Habana; no había otras vías para llegar. Entonces, primero fuimos todos a Moscú -yo relaté en otro reportaje que ustedes mismos me hicieron sobre mi conocimiento del Che- en un avión, luego de hacer una única escala en, tuvimos un recorrido de 13 horas sin descender. Llegamos a La Habana, donde se realizó el acontecimiento del que te hablo, y ese es un instante en que yo cobro una más directa y frecuentada relación con Fidel, Raúl, Vilma, Carlos Rafael Rodríguez y otros dirigentes a quienes mucho estimo.

 -Háblenos un poquito más de la personalidad de Fidel que usted conoció. Las anécdotas y testimonios hablan de un hombre cautivante por su capacidad intelectual y que entusiasma la relación con él. En esos primeros encuentros ¿cómo percibía usted esto? ¿Es así?
-Realmente, es una personalidad que además de la fuerza intelectual que surge del conocimiento de toda su obra, es de una gran presencia, una gran fuerza, una gran atracción. Además es muy directo en su relación con la gente. Se siente que se aproxima a cada uno de nosotros. Uno no lo mira como a la distancia.

 Yo te podría contar muchas anécdotas en este sentido, que en mi vida han sido de mucha significación. Por ejemplo, a fines de 1972 yo acompañé a Arismendi en un largo periplo. Había países socialistas a los cuales Arismendi todavía no había ido y dirigentes con los cuales quería encontrarse. Primero fuimos a la RDA, después estuvimos a fines de diciembre en Moscú en la celebración de los 50 años de la URSS. Pasamos varios días en Siberia. Conocí todo aquello que había sido un desierto y estaba entonces todo poblado de fábricas modernas.

Estuvimos unos días en Corea. Experiencias muy interesantes que me mostraron mundos tan diferentes. Volvimos a Moscú y de ahí fuimos a Hungría. Allí nos llegan las noticias -en febrero- de lo que aquí en Uruguay se producía. Entonces Arismendi resuelve pasar por Cuba. Hicimos una escala en Italia, fuimos a España, los integrantes de la embajada cubana en España nos propiciaron la forma de ir enseguida a La Habana. Y allí permanecimos por dos o tres días. Una noche, en la residencia en que nos encontrábamos, vino Fidel para reunirse con Arismendi. Yo me tiré en un sofá a leer porque no participaba en la reunión. A las 3 de la mañana, vienen con Fidel para despedirse. Yo me había dormido. Y Fidel dice: «no la despiertes, yo mañana a las 12 vengo a saludar a Alcira». Y a las 12, vino Fidel expresamente a saludarme.  Yo había hecho un recorrido por los jardines de la infancia -que lo hacía en cada uno de los países adonde iba para poder enriquecer mi experiencia de educadora de preescolares- y le conté lo que había visto, lo que le había dicho a la gente sobre mi país y sobre lo que ellos estaban haciendo.

 Entonces Fidel me dijo «ah, pero entonces tú estás trabajando para nosotros». Así que era muy directo. Como eso podría hablarte de otras oportunidades en las que él hace sentir a todos que los ve y los escucha. Lo hace con toda la gente.

 -En esas reuniones del 64, que eran los primeros años de la Revolución, los otros compañeros de él, el Che, Raúl, Vilma… ¿Ya lo consideraban realmente el jefe, el líder, lo apreciaban como tal?
-Es indiscutible. Yo te voy a decir una cosa: nosotros como marxistas pensamos que las revoluciones, los grandes cambios, los hacen las masas. Yo no he renegado del principio según el cual el desarrollo de la humanidad es el reflejo de la lucha de clases. Arismendi lo sostenía casi machaconamente, sobre todo en ese período en que convivíamos con la experiencia socialista: con las masas todo, sin las masas nada. En Cuba también. Pero a la vez pienso que cada vez más debemos saber apreciar el papel de la personalidad en la historia, que no tiene nada que ver con el culto a la personalidad. Efectivamente, Fidel es una personalidad de esas características, de las que pocas veces surgen. Ojalá todos los pueblos tuvieran en el transcurso de sus luchas, la presencia de un líder de las características de Fidel.

 Respecto de la significación de la personalidad de Fidel, te voy a contestar también en una forma en la que incorporo una anécdota. En 1999 yo fui invitada por el gobierno a la celebración de los 40 años de la Revolución. Luego de la ceremonia en la cual se depositan los restos de Tania y de otros cubanos en el Mausoleo del Che, en una sala hubo un encuentro donde estaban Raúl, los comandantes Juan Almeida, Ramiro Valdez, alciral250Vilma, en fin, una cantidad de personalidades. Raúl, ante el conjunto presente, me dijo: «Alcira, tú sabes que Rodney me decía siempre sobre la personalidad de Fidel, sus características, que si él en vez de dedicarse a la Revolución se hubiera dedicado a otra actividad, hubiera sido siempre una personalidad descollante».

 Esto te da una medida del juicio que Arismendi tenía de las capacidades de la personalidad de Fidel. Yo, a mi vez,  le contesté lo siguiente: «Quiero que tú sepas que Rodney siempre decía que Fidel tuvo la suerte de tener un hermano como tú: inteligente, valiente, luchador, modesto y fiel, cualidades que no siempre se encuentran en los que están al costado de un líder».

 No hace mucho tiempo en Granma le hicieron un reportaje a Raúl, precisamente sobre su visión de la personalidad de su hermano. Y cuando él va a definir su pensamiento al respecto, reitera el juicio que Arismendi hace sobre Fidel. Yo creo que esto te dice de manera cabal, cuál era la dimensión que Arismendi adjudicaba a Fidel pero también su juicio sobre la personalidad de Raúl. Él los vio siempre como dos personas que se complementaban.

 -Y también está cómo lo consideraban a Arismendi.
-Por supuesto. Cuando Raúl quiere hacer referencia a ese reportaje, él se apoya entre otras personas, en Arismendi. (No recuerdo si la otra personalidad era Juan Bosh de República Dominicana.

 -Entonces, realmente acá aparece la personalidad de Raúl, con matices diferentes, pero a su vez con reconocimientos a su hermano. Aparecen los dos aspectos de esa personalidad.

-Mira, yo traté mucho y muy directamente, a Raúl y a Vilma. Puedo hablar de amistad personal además.

 -Vilma es también una de las revolucionarias de la primera hora.
-Por supuesto. Nosotros tuvimos encuentros también en Moscú, en nuestro exilio. Cuando Fidel iba a las reuniones en las cuales participaba, siempre nos invitaba a la embajada a encontrarnos con él. Pero Raúl y Vilma incluso vinieron a nuestro apartamento a almorzar y estuvieron casi todo un día allí. Y yo quiero decirte lo siguiente. En primer lugar, tienen rasgos absolutamente similares por cuanto ambos fueron revolucionarios consecuentes, latinoamericanistas consecuentes. Es decir que lo que tiene que ver con las características principales de cada una de las personalidades son coincidentes.

 ¿Qué diferencias puede haber? Bueno, las diferencias pueden estar precisamente en esa personalidad de Raúl, que siempre se mantuvo en un segundo plano, pero por propia modalidad, porque es modesto. Además tiene esa fidelidad, la verdadera fidelidad, crítica, la del pensamiento, pero una inmensa actividad propia.

 Cuando estuve en 1999, cuarenta días, todos los días leía Granma. Y Raúl Castro todos los días estaba en un lugar diferente, ocupándose de la vida productiva y de la actividad intelectual de Cuba. Es decir que son realmente, yo diría, dos personalidades consustanciadas, cada uno desde un ángulo pero que confluyen hacia el mismo objetivo, haciendo actividades distintas pero en una simbiosis total y absoluta.       

 Yo estoy absolutamente segura de que Raúl va a ser capaz de desempeñar este compromiso que ha adquirido frente a la Revolución y frente a la sociedad, con esa capacidad que le reconozco y que sin duda el pueblo cubano se la reconoce también.

 -¿Conoció a otros familiares de los Castro?
-Fundamentalmente a toda la familia de Raúl. Porque yo frecuenté su casa. La primera carrera de una de sus  hijas fue la de educadora de preescolares. Juntas hicimos recorridos, ella me llevó a distintos lugares para ver la experiencia de esta especialidad en Cuba. He comido más de una vez en casa de ellos, he ido al teatro acompañada por ellos. Sus hijos son tres. Mariela, que se dedica a la docencia y la psicología. Deborah que se dedica a la química y la alimentación. Y el hijo varón que es militar.

 -Y de Fidel, ¿conoció otros familiares?
-No, no tuve oportunidad.

 -Pero es público que un hijo por lo menos es ingeniero.
-Sí, tuve oportunidad de verlo a Fidelito pero no tuve un relacionamiento directo.

 -Usted ya lo contó, pero vio al Che también junto a ellos. ¿Vió compartir a esos revolucionarios la vida cotidiana?
-Sí, yo en otro reportaje – de ustedes – expreso una idea más completa. Porque hablar de la personalidad del Che haciendo solo una frase es muy poco…

 -Lo que quiero rescatar en ese sentido es que usted los vio juntos, que no es poca cosa.
-Ah, sí, y a otros dirigentes. Tenemos las fotografías en nuestro archivo. Por supuesto.

 -¿Qué nos puede decir de lo que significa política y socialmente Fidel en América Latina?
-Nuestra postura, la de nuestro Partido que yo he compartido -fui miembro de la dirección del Partido y es una postura que la comparto absolutamente-, es que el papel de la Revolución cubana y por lo tanto y como consecuencia aris-fifelel papel de sus dirigentes en América Latina ha sido transformador y reafirmador de la justeza de quienes han dedicado su vida a la lucha por la independencia latinoamericana y la lucha contra el imperialismo. Ha sido y sigue siendo. Por eso nosotros siempre decimos que el tema de las relaciones con Cuba desde todo punto de vista es un problema de principios y no solo de solidaridad.

 Porque estamos apoyando al primer país que en América Latina se liberó del imperialismo. Y con una gran fuerza, valentía y también con un gran esfuerzo en medio del bloqueo y de los intentos de asesinato, de las invasiones, se mantienen con la bandera en alto en la defensa de la justicia social y de lo que ahora se sostiene de que «un mundo mejor es posible». Para que realmente logremos que un mundo mejor sea posible, como nunca es fundamental el tema de la unidad de América Latina, y también la unidad en el plano internacional, de rescatar formas de vincularse los pueblos en la lucha precisamente contra la paz, por la justicia y por el socialismo.

 -¿Usted coincide con las afirmaciones que incluso hoy día se hacen, de que hay un antes y un después en América Latina con la presencia de Fidel y su revolución?
-Sí, yo creo que sí. Marcó un hito significativo e imborrable y que se mantiene aún, y con cosas alentadoras en estos mismos días. Con los cambios en Venezuela y en Bolivia, y con gobiernos de izquierda y progresistas como en Brasil, en Uruguay. Algunos índices también en otros países, que muestran que el camino de la liberación, el camino de la lucha contra la aplastante miseria que está viviendo una gran porción de América Latina está en liberarse del imperialismo, unirse los pueblos latinoamericanos. Y por supuesto, en toda esta faena de lograr esta unidad, la permanencia de Cuba socialista es sin duda un componente imprescindible.

 -Alcira, escuchaba en un informativo radial, hablar que hubiera sido imposible un movimiento negro como el de Luther King si no hubiera habido antes una revolución cubana.
-Creo que es una verdad, es un hecho histórico, no es solamente una conclusión intelectual, sino que refleja un hecho histórico. Estos sectores en los EEUU valoraron como corresponde la significación de la revolución cubana y fue un soporte para un desarrollo de luchas mayores. Y ojalá que ese sector de los Estados Unidos, que ve de otra manera el destino de su propio país llegue, a incidir dentro de los Estados Unidos para cambiar esta situación frente a Cuba. Sobre todo frente al tema del bloqueo, frente al tema de las relaciones internacionales civilizadas que tiene que haber entre los países y los pueblos.

 -Por último,  ¿cómo  vieron los que buscaban cambios en el Uruguay, aquellos días en que triunfaba la Revolución cubana?
-Sí, yo creo que fue para algunos una confirmación de principios, que yo como marxista lo veo dentro de un análisis dialéctico de lo que la sociedad estaba viviendo en ese momento. Y para otros fue un despertar. Fue un motivo muy fuerte y muy significativo en la toma de conciencia y de posición de muchos uruguayos. Cosa que fue un acicate, digamos y un elemento muy favorable para nuestro propio proceso de unidad de la izquierda.

 -Pero fue un sacudón en la conciencia de quienes buscaban cambios.
-Pienso que sí, que sobre la base de quienes queríamos un cambio, esto fue una confirmación de que el cambio era posible y de que había que continuar trabajando -con las características distintas de cada país, porque que cada país las tiene no es una novedad, basta leer la historia del pensamiento de nuestro Partido. Pensamos que efectivamente la Revolución fue un hito de gran significación que alimentó todo el esfuerzo que estábamos haciendo por la unidad del pueblo uruguayo.

 -Lo llamativo de aquellos días y de aquel fenómeno inicial es que no venía solo de los sectores comunistas. Porque el propio Fidel, por lo menos en una primera etapa, no se manifestaba así…
-Precisamente yo creo que ahí radica un gran factor que contribuyó a romper ciertas barreras que dificultaban la unidad y que fue un estímulo para lo que nuestro Partido sostuvo desde 1955 y la posibilidad de acción de la izquierda. Luego esto se va desarrollando a una unidad que trasciende los límites de quienes luchábamos por el socialismo y llega a sectores avanzados progresistas como es la conformación hoy del propio Frente Amplio.

 -¿Cuándo fue la última vez que vio a Fidel?
-Bueno, te voy a dar una fotografía que tengo con él en 1999…

 -Es de las más recientes…
-Sí. En Cuba lo vi. Y encomendó al Ministro de Educación Superior que me hiciera llegar esa fotografía. Después de estar yo aquí de retorno en Montevideo, recibí este obsequio tan significativo para mí, donde estoy entre Fidel y mi querida amiga Vilma Espín.

 -Volvió a ver el Fidel de siempre.
-Ah, sí. Es una personalidad…  Bueno, Fidel es Fidel…

 

Entrevista realizada por Roberto Pereira

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