La antesala de un nuevo Mundo

Tenemos ante nosotros la mayor incógnita geopolítica de los últimos tiempos.

En primer término, la Cuarta Revolución Industrial, que se encuentra en pleno desarrollo y aun sin alcanzar su apogeo, ya muestra a la par que notorios avances, preocupaciones tales respecto de cómo el factor humano se corre del centro del Trabajo.

En segundo término, la multipolaridad del mundo, en materia de potencias – si bien los EUA ostentan y seguirán ostentando por mucho tiempo su primacía trae consigo inestabilidades tales como los acontecimientos derivados de posiciones geoestratégicas, expuestos, por ejemplo. en el Cercano y Medio Oriente, bien como la Hector-Valle-crisis de Crimea y, también, la del mar de China, sin dejar de tener presenta al África y sus movimientos tribales, en diversas naciones de su continente.

En tercer término, la emergencia indudable de China como potencia que, por ejemplo, en los próximos 15 años trasladará 350 millones de habitantes del campo a la ciudad, algo que ya ha conseguido con muchos cientos de millones.

China, por otra parte, que construye una ciudad como Chicago, cada año, se ha empeñado en llevar mayor confort a sus habitantes, para lo cual no ha parado en gastos. Sea en materia de puentes y carreteras, sea en materia de trenes de última generación, el gigante asiático va en pos de un standard de vida casi inimaginable dos décadas atrás.

Asimismo, China, como lo describiéramos en anterior artículo, ha empleado para nuestra región latinoamericana y caribeña, una frontal política exterior de Alianzas Estratégicas Integrales, lo que es muy anterior y superior a considerar, por ejemplo, uno de sus instrumentos, no muy bien visto, como lo es un TLC que, además, se acompasará, o no, en un orden cronológico que puede medirse en un largo plazo.

En suma, respecto de China, hay desplegada una apuesta firme e importante a escala global, que ciertamente choca con los intereses norteamericanos. Así lo dejó en claro el Presidente Electo, Donald Trump. Para muestra baste un botón: el comercio exterior USA-CHINA, presenta un déficit, para los estadounidenses, de 300 mil millones de dólares, que hace pocos años llegó a alcanzar los 400 mil millones…

En cuarto término, nos encontramos con una Europa que está pagando el duro precio de tantas décadas de subordinación y de laissez faire. Las implosiones en su frente interno ya han comenzado y no se avizora su finalización.

En quinto término, Rusia, como actor geopolítico global, sigue en ascenso. Tiene una de las llaves para destrabar el conflicto en Siria, y tiene la única llave para dar energía a Europa.

Mal que les pese, pues, a los acólitos vernáculos, con sus histéricas plumas, los regionalismos, como el MERCOSUR, de una potencia geográfica y humana ineludible, cobrarán fuerza. Es muy posible, tam-bién, que la UNASUR tenga a jugar un papel mayor, en cuanto a abarcación y vías, de lo que ya es hoy.

Si bien este planteo es tan esquemático, como breve, somos de la creencia que afirmar alguna otra cosa, dadas las circunstancias de los EUA, donde aún falta que el Colegio Electoral avale la victoria republicana, y que el señor Donald Trump asuma efectivamente el mando de esa Nación el próximo 20 de enero de 2017, sería algo así como dejarnos inmolar en la hoguera de las vanidades. La futuro-logía, entonces, no es nuestro oficio.

En definitiva, creemos que el ejemplo que brinda nuestro Presidente es para ser tenido muy en cuenta: ser parco en las declaraciones públicas, y generoso en la entrega, discreta y al mismo tiempo abierta a los diversos actores sociales, léase: políticos y sindicales, en la planeación estratégica de las futuras acciones que el Uruguay tome.

El resto es hojarasca.

Por: Héctor Valle
Historiador y geopolítico uruguayo

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