Jorge, el ciudadano

En las últimas horas se han conocido múltiples apreciaciones sobre el significado de la muerte del doctor Jorge Batlle. La verdad es que se ha hablado más de la personalidad de Batlle, que del gobernante que fue Presidente de la República. Seguramente esto es así porque los uruguayos nos encontramos más con el ciudadano afín a la política, que con el gobernante.

Quizás por eso me voy a referir más a Jorge el ciudadano, que al Jorge estadista. Confieso a la vez que nos conocimos bastante bien y nos supimos respetar.

Paso a recordar algunos episodios, que considero muy ricos e interesantes. Uno de ellos es el conocimiento profundo 8 Raul-Legnani-200x230que tenía por el departamento de Canelones. Un ejemplo de ello fue cuando nos toreamos un día muy especial sobre el conocimiento de la historia política de ese departamento.

La verdad que yo estaba empatando el partido en medio del debate, hasta que a Jorge se le ocurrió desafiarme. “Te apuesto a que no sabés el nombre de los vecinos canarios que están al margen de los dos lados de Ruta 5, desde Joanicó hasta la capital canaria”, puntualizó, mientras abría los dos ojos de forma amenazadora. La verdad fue que no se equivocó en un solo nombre y que perdí por paliza. Es que conocía con lujo de detalles el tema en debate.

También me pidió una mano y fue cuando me solicitó que lo ayudara a cosechar votos en esa zona. Para ello tenía que ubicar al “Chanchito Saldombide”, que había jugado de puntero en el Libertad de Canelones, que pertenecía al cuerpo batllista canario, desde su infancia. No recuerdo que el “Salsa” haya vuelo para la campaña, pero estoy seguro que de esto no hablamos.

A la vez supimos conversar sobre filosofía. Si en estas horas alguien quiere dialogar con Jorge sobre filosofía, Carlos Marx y el pan con grasa, que vaya hasta La ONDA digital, 16 años atrás y así usted podrá reflexionar con este personaje increíble que se llamó Jorge Batlle Ibáñez, entrevista de La ONDA digital que le realicé hace unos 16 años, donde hablamos del futuro, de Carlos Marx y del pan con grasa.

También lo acompañé, junto con otros periodistas, a Nueva York, después de la tragedia de las Torres Gemelas. Estuvimos juntos en un hotel donde también estaba el presidente de Pakistán. Una noche Jorge nos llamó a las 2 de la mañana al hotel donde dormíamos, porque había descubierto que el gerente era uruguayo y de Pocitos. Gracias a ese descubrimiento pasamos una gran noche, que nos permitió comenzar a dominar los secretos de la noche estadounidense.

 

Por Raúl Legnani
Maestro normalista. Experto en Comunicación Educativa (ILCE,
UNESCO, MEXICO)

Columna publicada inicialmente en La República

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