El pasado 26 de Marzo, jornada en que el Frente Amplio cumplió el 45º aniversario, de su primer acto realizado el 26 de marzo de 1971, murió el brigadier general Gerónimo Cardozo, uno de los militares frenteamplista desde su fundación.
Cardozo había nacido en un hogar obrero de la Villa del Cerro en 1938. Pese a la oposición inicial de su padre ingresa a la Escuela Militar de Aeronáutica, de donde egresó como piloto aviador militar en 1960. Estuvo preso en 1972 y permaneció exiliado en México desde 1976 a 1985, donde participó activamente en la lucha por la recuperación de la democracia.
El 24 de abril (2014) en el anfiteatro del Palacio Santos, se presentó el libro; “Gerónimo Cardozo – Militar Demócrata y Frenteamplista”, editado por Fin de Siglo, realizado por el periodista y maestro Raúl Legnani con el Brigadier General Gerónimo Cardozo como protagonista. Lo que sigue a continuación son breves pasajes de ese libro.
¿Cuándo ingresas a la Escuela Militar de Aeronáutica?
El 1º de febrero de 1957. Me costó mucho adaptarme a los cambios que suponía la vida militar. Recién empecé a volar en el tercer año, en 1959, el año de las inundaciones. Como era lógico, primero 1o hice con instructores. El primer vuelo que realicé solo tuve una sensación muy especial; me sentí dueño de la máquina y de mí mismo. Fue algo muy particular. No solo era un hecho trascendente en la formación profesional, era también una mezcla de romanticismo, de libertad, del orgullo de sentirme más próximo a los héroes, que eran los forjadores de la aviación nacional.
(…)
Antes de la crisis, de las tensiones ¿qué papel jugaba la Fuerza
Aérea Uruguaya (FAU)?
La FAU, que en 1953 se había institucionalizado como un arma independiente, tenía la prevención de no quedar supeditada al Ejército. Tampoco podemos olvidar que Uruguay fue base del antiperonismo. Los norteamericanos fortalecieron las FF. AA. uruguayas para enfrentar los deseos expansionistas que ellos atribuían a la Argentina de Perón. Fue el tiempo del ABC (Argentina, Brasil, Chile), una propuesta integracionista cuya misión era la formación de un bloque de poder que se enfrentara a la hegemonía estadounidense. Fue en la década del 50, cuando el Gral. Juan Domingo Perón era presidente de Argentina, Getulio Vargas, de Brasil y el Gral. Carlos Ibáñez del Campo, de Chile. Perón dijo que el año 2000 nos encontraría juntos o dominados. La creación de la UNASUR que buscamos hoy consolidar a nivel continental- es la materialización de esa propuesta abortada.
En ese contexto, la FAU fue privilegiada por los norteamericanos. Quizás exagero: éramos una de las fuerzas aéreas más fuertes de Sudamérica. Cuando entro a la Escuela, hacía poco que había caído Perón, y la pau todavía mantenía un potencial de la época antiperonista, pero los norteamericanos, desaparecida la amenaza de Perón, ya no priorizaron más las Fuerzas Armadas uruguayas. Fue así que comenzó a darse una decadencia desde el punto de vista del material.
Valiente y preclaro testimonio de su vida // “Uruguay, sabemos ha sido fecundo en alumbrar ciudadanos ilustres en todos los ámbitos. Sin embargo en esta oportunidad se destacan los meritos, de uno cuyo origen es singular, se trata de un militar, un aviador” Leer aquí.
En su libro “Hermano, trabajaremos de presos”. El coronel Pedro Montañez y la Corriente I8I5, el general Pedro Aguerre recuerda que hubo un llamado para hacer un relevamiento aerofotogramétrico del país. La FAU estaba en condiciones de llevarlo a cabo con un equipo de oficiales muy capaces, pero sin embargo el trabajo 1o hizo una empresa privada de Brasil. Nunca pudimos acceder a esos rollos fotográficos. En 1959 teníamos más aviones para volar que la cantidad de cadetes pilotos que éramos.
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¿Cómo se produce tu vínculo con la política?
A partir de 1955 la FAU comienza a decaer en la calidad y reposición de su material aéreo. Yo siempre estuve en el área de mantenimiento de aviones, por eso tenía mucho contacto con todo 1o que era repuestos.
Empecé a notar que al principio resultaba muy fácil conseguir un carburador u otra pieza importante, pero con el paso del tiempo los repuestos comenzaron a escasear. Pedíamos un generador para un tipo de avión y no había, pero había ochenta cabinas. Cuando llegaba fin de año y se hacía el balance de 1o que había sido la ayuda norteamericana, cada una de esas cabinas era tasada altísimo, como si fuera hoy la de una nave espacial. Nos estaban desmantelando. Ahí me empecé a preguntar por qué. Me di cuenta, junto a otros compañeros, de que eso mismo pasaba con el país.
Un día voy a la oficina del segundo jefe de personal del Estado Mayor y entra este muy caliente. “Esto es una vergüenza”, dice y recoge todos sus papeles. “Hoy participó en el Estado Mayor de la FAU máximo organismo de planificación y asesoramiento del Comando General] un sargento de la misión de Estados Unidos, quien va a ser, a partir de hoy, miembro permanente. Esto no 1o tolero, voy a pasar a retiro”, dijo. Como señala el Gral. Pedro Aguerrer en su libro, ahí están los primeros síntomas de la “desnacionalización” de las FF. AA., de sumisión a las políticas de intereses foráneos en desmedro de la soberanía nacional.
La lectura atenta de los manuales nos llevó a las mismas conclusiones. Cuando te entregaban un jeep, el manual decía que era capaz de transportar tantas personas y que se le podía agregar una ametralladora, que era un elemento muy práctico para combatir al “enemigo rojo”, lo que fue una aculturación y una penetración ideológica paulatina. Así comenzamos a rebelarnos contra determinadas cosas. ¿Por qué la misión de la USAF (United States Air Force) norteamericana tenía que estar en el edificio del comando de la FAU? ¿Por qué los aviones de transporte de la USAF llegaban a la Base de Carrasco sin ningún control y eran atendidos por personal de la misión militar y ningún uruguayo podía acercarse?
En esos días, uno de los oficiales, del que no voy a decir el nombre, me advirtió que tuviera cuidado con lo que hablaba y luego me invitó a su casa. Allí me dijo que la misma preocupación existía en el Ejército.
“Hay personas que se están reuniendo, conversando para intercambiar ideas, somos gente que coincidimos en una línea de pensamiento nacionalista, democrática, popular y antiimperialista”, me comenta. “¿A usted le interesa conversar con ellos?”
De esa forma conocí al coronel Pedro Montañez, que fue quien más influyó en mi formación político-militar. Fue un grande entre los grandes. Coronel de Infantería, con sólida formación política, fue creador de la Corriente 1815 en las FF. AA. Tuvo una virtud excepcional: siendo socialista jamás me hizo ninguna insinuación partidaria. Tenía claro el papel que debíamos jugar los militares.
No, solo me dijo que eran una corriente, la 1815, para crear una línea de pensamiento dentro de las FF. AA. como una forma de enfrentar a los sectores fascistas y pro imperialistas que estaban creciendo. Corría el año 1966. Por razones de seguridad, el funcionamiento era compartimentado y dentro de cada rama actuábamos con cierto grado de autonomía. Por ejemplo, yo tuve contacto con el Gral. Aguerre, pero él ignoraba quiénes adherían a la 1815 en la Fuerza Aérea.
¿Por qué se llamó I8l5?
Porque sus integrantes éramos y somos profundamente artiguistas, y en ese año, flameando la bandera de Otorgués en Montevideo y Artigas gobernando desde Purificación al conjunto de las Provincias de la Liga Federal, los orientales fuimos realmente independientes de las oligarquías portuarias y de la subordinación a las potencias dominantes de aquel momento.
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¿Tú conociste en ese tiempo al general Líber Seregni?
No. Seregni no pertenecí a la 1815. Pero para nosotros era un referente político importante. A través de otros compañeros militares se conocía su trayectoria, en el Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES), en el Instituto Geográfico Militar, en la División de Ejército II, donde su posición democrática fue fundamental para parar un golpe de los sectores fascistas, si mal no recuerdo en 1966.
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– Tengo entendido que sobrevolaste Nicaragua llevando armas.
¿Estoy en lo cierto?
– Sí, exactamente. Costa Rica era una plataforma de solidaridad, facilitada por los estancieros y ganaderos que querían derrocar a Somoza.
Por eso la base de los Ortega era la frontera de Nicaragua con Costa Rica. Nosotros hicimos algunos vuelos desde Liberia. Cruzábamos Nicaragua de noche hasta llegar a Honduras y de ahí se transportaban las armas hasta el frente de lucha. En todo ese proceso hubo una figura que jugó un gran papel: Omar Torrijos.
¿Te pagaban por esos vuelos?
No, era una tarea militante. Era el orgullo de poder participar en un proceso de liberación. Aunque evocando aquellos días quizás hubiera algo de aventura que alimentaba el ego.
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¿Cómo fue el encuentro con Seregni?
Unos días después de llegar, nos reunimos con Seregni -liberado el 19 de marzo de 1984-, a quien por primera vez le di la mano. Hablamos de muchas cosas, de nuestras experiencias en el exilio, de la participación en la campaña por su libertad, de lo que valorábamos las cartas que nos mandaba esporádicamente y que sabíamos que eran sacadas por Lilí a pesar del peligro que corría si eran detectadas. Estas constituían un aliciente importante para continuar en la tarea por lograr su libertad (1o que marcaría una derrota importante para la dictadura).
Testimonio: sobre el libro de Raúl Legnani
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