Mientras
la lluvia no borre las huellas La
publicación del libro de Rosales propone un nuevo acercamiento a
la obra gráfica del notable artista gallego Alfonso Rodríguez
Castelao, cuyos dibujos, junto a la voz del poeta uruguayo,
recorren temas sociales comunes a Galicia y Latinoamérica, en una
unión expresiva de hondo aliento crítico y perturbadora
vigencia.
Rosales está afincado en Catalunya desde finales de los setenta y ha desarrollado su carrera literaria en Barcelona, aunque no ha perdido el contacto con la cultura uruguaya, de la que es un representante reconocido. Tampoco ha renegado de sus raíces gallegas, como demuestra este proyecto que él ambicionaba desde los años ochenta. Los que conocemos la trayectoria poética de Rosales podemos comprobar en esta obra un cambio de estilo, más de contenido que de forma, hacia la problemática social y política, en este caso de una Galicia azotada por la indigencia y la guerra civil española. En otras obras como "Desvuelo" o "Alrededor el asedio" los temas más comunes eran la memoria, el exilio, el individuo que busca su propia identidad, el vacío metafísico de este fin de siglo o la represión social que él vivió en Uruguay. En "Mientras la lluvia no borre las huellas" su poesía interpreta perfectamente estos dibujos de Castelao, cargados de un expresionismo que me recuerda mucho a "Los caprichos" de Goya, y a otros artistas como Bosco o Brueghel que Castelao conocía bien, especialmente a partir de su viaje a Bélgica en 1921. Los personajes que van apareciendo a lo largo de la obra son muy diversos, siempre dentro de la sociedad rural gallega, un mundo que Castelao comprendió profundamente. Y todos están retratados con rostros consumidos y degradados por la pobreza, la desgracia o la violencia. Como por ejemplo "A tola do monte" (la loca del monte), donde una joven aldeana sufre una violación que la trastorna, frustra sus ilusiones, y la convierte en una criatura marginal y solitaria. En este bello poema Rosales recupera uno de sus temas más característicos, el enfrentamiento entre individuo y sociedad, y en este caso, la lucha encarnizada por la supervivencia en el mundo rural gallego. Siempre son los débiles y los más desfavorecidos por la economía los que salen perdiendo. Muestra de ello la tenemos en "O enfeitizado" (el hechizado), un niño que sufre las consecuencias de una familia derrotada por la ignorancia, la fatiga y el odio. Los niños son los tristes protagonistas de otros poemas como "Le mataron un hijo" o "Supervivientes", en los que el poeta sabe resaltar la mezcla entre la inocencia de los chicos y la desgracia que les envuelve. La denuncia social sigue en poemas como "A verdade" o "¿Qué comerá el rey?", donde la voz de Rosales se hace grave, pausada, e incita a una reflexión profunda. Los desajustes económico-sociales de la sociedad gallega en determinadas épocas forzaron al pueblo a la emigración. Este tema tan propio del mundo rural de Galicia lo encontramos en el poema "Él no quería morir allá", el típico emigrante que sueña con morir en su aldea y para quien el tiempo no tiene otro sentido que el retorno al hogar familiar: "Fueron tres décadas / lijando al hosco gobierno de los almanaques." El vivir cotidiano para el emigrante es un obstáculo que frena su destino y creo que aquí el poeta expresa con gran maestría lírica el sentir de la mayoría de la población gallega emigrada. El lado más oscuro de la emigración y el exilio, la represión política, aparece en poemas como "Cobardes" o "Así aprenderán a no tener ideas"; aquí el poeta dedica sus versos más contundentes a la denuncia del fascismo con todas sus caras, y cita a los opresores con la fría muerte que tarde o temprano se reirá ante sus rostros: "Ni un disparo, ni un objeto de metal / punzante..." Al final también queda un lugar para la esperanza en los poemas "Evasión" y "Levántate peregrino". En este último, el gallego tumbado ante el buitre (la amenaza de muerte) ya no resiste tanta pobreza y dolor, pero parece que el poeta confía en que recupere su dignidad y su ser, la tierra, la misma que: "(…) ha tragado tus generaciones anteriores / y a tus hijos disgregados esconde y siega." A través del libro el poeta se identifica con aquel espíritu luchador que caracterizó a Castelao en defensa de su pueblo, y aún más, en defensa de la dignidad y la libertad en cualquier tiempo y lugar. Rosales, con un lenguaje más desnudo que el empleado en otras obras suyas, retoma la realidad de los dibujos castelanianos para destacar la vigencia de sus temas esenciales: la denuncia de las injusticias, de las penurias del pueblo y de la opresión del poder fascista. Decía Castelao que el gallego enfrentado al poder, o se conforma o se va, y esta obra planta cara a la prepotencia de los opresores. En tiempos en los que Galicia sigue mostrando ejemplos de caciquismo, es necesario que escritores como Rosales nos recuerden la figura de aquel gallego universal que no cesó en su lucha aunque estuviese lejos de la tierra de Breogán; y espero que muchos sigamos este camino mientras la lluvia no borre las huellas. LA ONDA® DIGITAL Juan Manuel Vázquez, catalán de origen gallego, es profesor de Secundaria en la especialidad de Ética y Filosofía. Actualmente trabaja en el campo de la reeducación social de adolescentes en Barcelona. Ha participado y participa en actividades relacionadas con la cultura gallega en Catalunya y Galicia. Para información sobre Héctor Rosales recomendamos visitar su web oficial: www.hrosales.com |
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